Las calles habían quedado en completa soledad, los grillos ya tenían su gran serenata por cada rincón de aquél pueblo. Un par de carcajadas acompañadas de unos torpes pasos dieron la clara señal de que aún había algunas almas caminando por aquél silencio, unas que parecían tapar la gran tristeza de unos cuántos tragos amargos llenos de memorias dolorosas.
-One more...one more...amigo.- Habló con fuerza aquél general americano que había encontrado una gran compañía con extraño moreno de coqueta sonrisa.
-No ya no más. Ya te me pusistes hasta las chanclas, ya ni yo me pongo así.- habló el joven Rivera quién hacía lo mayor para sostener al ebrio azabache.- Bien dicen que los gringos no aguantan nada.
-Shhh, si estoy bien. Además...<<hip>> dijiste que eliminaríamos nuestros dolores...- Lo miró con una boba sonrisa que solo el Rivera hizo reír un poco.
-Si dije y lo estábamos haciendo, pero no aguantaste la siguiente ronda. Ahora dime...¿Dónde chingados está tu casa o dónde te estés quedando?.
Hiro se detuvo un poco para observar un poco el lugar, aunque se le podía ver qué el alcohol no le estaba ayudando a la perfección pero de que sabía por dónde llegar a la fonda, tenía algo de cordura. Con algo de fuerza levanto su brazo derecho y le señalo una calle en particular, Miguel observó que era en dirección dónde habían tomado sus compañeros así que creyó en la palabra del ebrio desconocido.
Con pasos tambaleantes siguieron aquella dirección hasta llegar a una pequeña fonda, una señorita no tardó en salir del lugar para tirar una cubeta de agua a la calle cuándo se percató que ambos jóvenes venían acercándose hacia ella. Miguel preguntó si conocía al joven asiático para poderlo dejar en su habitación, por suerte la joven lo reconoció y le asintío para dejarle pasar. El moreno no era muy dado para ayudar a extraños y más si se trataba de alguien que posiblemente fuera un soldado de su enemigo, pero por las pocas cosas que le había dicho en la cantina, se había ganado su empatía.
El Rivera siguió ayudándole hasta llegar a una de las habitaciones de la fonda, abrió con algo de dificultad la puerta para ser sinceros el piel canela se sorprendió al ver aquél lugar. Pensó que por ser un "turista" tendría todo un desastre, lleno de cositas bonitas del pueblo, pero solo la habitación estaba con sumo orden. Un par de petacas sencillas al costado de una de las camas que yacían en el lugar, su ropa limpia colocada con sumo cuidado en la orilla de la cama.
Miguel algo desconfiado colocó al azabache en la cama, sin embargo no del todo se iría dejándolo así nada más. Estaban en tiempos de guerra y estaba seguro que él sería objetivo fácil de otros rebeldes, así que tomó su arma y comenzó a checar cada rincón de la habitación que posiblemente se podría ocultar un hombre fácilmente.
Dejó salir un suspiro y guardo su arma para poder retirarse del lugar, pero de nuevo volvió su mirada a dónde estaba el menor de los Hamada completamente dormido. Sonrió levemente para poder seguir su camino pero algo llamó su atención en aquella mesa de noche. Se acercó con delicadeza para no despertarlo, se dió cuenta que era una pequeña nota tal vez de un acompañante de él ya que entre sollozos menciono que no estaba solo.
"Hiro, lamento dejarte solo en la cantina. Pero, está noche no esperes por mí, encontré algo que me llamó bastante la atención. Te platicaré mañana. Descansa."
Kubo
- Mmm, pa' mí que encontró una buena mujer. Ja, condenados gringos. - Volvió a colocar aquella nota en la mesa y miró con atención al cabellos de azabaches.- Ay Rivera...creo que vas a ponerte a cuidar borrachitos...
Suspiró y tomó una de las sillas que estaban en otra mesa del otro extremo de la habitación. Dejó su sombrero y sus cosas que tenía para poder descansar al menos en aquella silla, ya estaba acostumbrado a dormir en lugares nada cómodos. Estiró un poco sus brazos para poderse acomodar, seguía mirando a aquél extraño. ¿Porqué tan fácil se ablando con este hombre? Era lo único que no se podía creer que solo un par de tragos amargos conocería a alguien que tuviera el mismo dolor encima. Miguel poco acomodo su cabeza en el respaldo de la silla para poder dormir, pero la voz de Hiro le hizo ponerle de nuevo su completa atención.
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Corazón Libre (Higuel)
FanfictionLos problemas económicos y políticos han estallado en todo el país, la mayoría de los campesinos trabajan de Sol a Sol con una miseria que les ayuda para sustentarse. Las armas se han levantado en contra de su gobernante, pero dos jóvenes sufrirán u...