☾ 𝐖𝐡𝐲'𝐝 𝐲𝐨𝐮 𝐨𝐧𝐥𝐲 𝐜𝐚𝐥𝐥 𝐦𝐞 𝐰𝐡𝐞𝐧 𝐲𝐨𝐮'𝐫𝐞 𝐡𝐢𝐠𝐡? ☽

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[...]

— ¿Quieres hacerlo? Si no ibas a probarlo, ¿para qué me lo pediste? Vamos, no seas tan aburrido.

— Ya, lo haré. Dame eso... ¿se supone que solo tienes que inhalar y listo?

— Sí, no tiene más ciencia... ¡vamos, hazlo! No sé a qué le tienes tanto miedo, yo lo he hecho mil veces.

   Aquella chica rubia ahora sostenía entre sus delgados dedos un billete de diez euros enrollado, mientras sus ojos se posaban con una expresión divertida sobre él. Reía al verlo aspirar torpemente esa línea de cocaína que le había preparado, y cómo arqueaba su cuello hacia atrás por el ardor mientras cerraba sus ojos con fuerza.

— No fue tan malo como pensaba —expresa frotando su nariz blanquecina, recostándose sobre el respaldo de su cama.

— Era solo cuestión de intentarlo. La verdad, al final no me pareces tan aburrido como la primera vez que nos conocimos —al terminar su frase, zambulle su cabeza sobre la mesa para inhalar rápidamente su línea.

   Max acarició el rostro de esa muchacha con una sonrisa entre melancólica y nostálgica. Nadie sabría que transcurría en su –de por sí– desastrosa mente, como para siquiera imaginar qué le estaba ocurriendo en ese momento.

   Tomó un largo sorbo final de su segunda botella de cerveza y la dejó a un costado. Jamás en su vida había hecho algo así, y no sabía si era él mismo o si la cocaína le habría pegado ya, pero sentía que había roto con todo lo que representaba su antiguo yo.

   Por un momento, su cuerpo parecía ser libre. Fue como caer consciente sobre sí mismo. Se dio cuenta de su libre albedrío, de que él podía tomar decisiones independientemente del resto. Eso le simbolizó la ruptura final entre él y Max Verstappen.

   Sus claros ojos se cerraron y sus extremidades al parecer flotaban en el medio del vacío del espacio exterior. A la vez, le daba la impresión de que su cuerpo flotaba a la deriva en un tranquilo océano. Se veía a él mismo desde arriba, existiendo a flote pero sin rumbo aparente.

   Estaba experimentando todo lo que alguna vez quiso. Pensar en sus problemas personales no le generaba ningún sentimiento de tristeza, era todo paz y calma en una psique acostumbrada al caos y al desorden. Le daba igual todo, por primera vez en su vida. Todo tenía sentido, principio y final para Max y sus dificultades.

— ¿Podrías bajarle a la luz? —le susurra el rubio aún sintiendo aquel éxtasis en todo su cuerpo. Ella lo miró y con una risita al ver sus pupilas tan dilatadas, apagó la luz del cuarto.

   El tiempo no tenía sentido en aquel momento, para Max, todo había dejado de moverse. Las agujas del reloj, los árboles por la ventana, su propio cuerpo. Quién sabe cuánto tiempo pasó así hasta que finalmente su cuerpo recayó sobre sí, después de lo que parecía haber sido un viaje en el tiempo.

   La habitación era un desastre. Cuando a duras penas pudo despegar sus párpados de sí mismos, no reconoció la fecha ni la hora. Su primer instinto fue mirar su teléfono y vio los mensajes y llamadas de muchas personas. Estaba solo y desorientado, probablemente le tomaría unos minutos reincorporarse y como primera medida, arreglar su cuarto.

   Sin embargo, los días avanzaban y Max pasaba horas en su habitación sin salir, sin ver la luz del Sol y sin comer. Simplemente dormía. Cuando despertaba, solo quería llorar, para luego volver a cerrar sus ojos esperando a que un milagro lo salve. ¿Qué sentido tenía estar despierto si solo lo hacía sentirse peor?

𝘽𝙤𝙮𝙨 𝙙𝙤𝙣'𝙩 𝙘𝙧𝙮 ㅡ 「𝘊𝘩𝘦𝘴𝘵𝘢𝘱𝘱𝘦𝘯」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora