(14) Rivales

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ORIS FARETT:

—Nils, sostén mi bolso.

Epa, epa, epa... Ven para acá. —Nils me tomó suavemente del brazo y me jaló hacia él para decirme algo de cerca—. Oris, actuemos con prudencia, ¿sí? Que el director vea que somos personas... tranquilas.

Le alcé una ceja. 

—Oris...

Suspiré. Yo quería pelear.

—Está bien... Pero si la mamá de Harper se atreve a meterse con nuestra hija se las verá, ¿eh?

—Señor y señora Barker, pasen a la oficina.

La secretaria nos hizo un ademán para que camináramos hasta allá. Dentro del despacho estaba sentada la mamá y el papá de Harper. Nosotros nos sentamos en las sillas del lado. El padre nos miró para saludarnos, pero la mujer no. Estaba con una pierna encima y nos disparó una mirada presuntuosa.

—Quería hablarles sobre el incidente de ayer. Según nos relata el profesor de Lenguas, sus hijas llevaron a cabo una pelea que casi termina en golpes. Y como ustedes saben... Esas conductas no son toleradas en el establecimiento. Acá promovemos los buenos valores.

—Su hija habrá empezado, ya que la mía tiene una conducta intachable —dijo Lisa.

—¿Perdón? —Me llevé una mano al pecho—. ¡Su hija ha estado hostigando a la mía!

—¡Por favor! Mi hija tiene un rendimiento perfecto; es la mejor alumna, una excelente persona. Era su hija la mala influencia. No mala, ¡sino pésima!

—Mi hija no es mala influencia, solo se comporta como una adolescente normal, no como su hija que parece robot de tantas cosas que usted le exige.

—Señoras... Por favor —El director intentó poner orden—. La cosa aquí es que no permitimos gritos ni conductas violentas. Ambas merecen un castig...

—¡Puede ver quién empezó la pelea viendo solo el libro de anotaciones! —continuó ella—. ¿Mi hija cuántas tendrá? Solo compare y se va a dar cuenta de quién es más propensa a una pelea.

—Bueno, según veo aquí... Harper no tiene ninguna anotación negativa.

—Mi hija tampoco debe tener —dije, presumida, mirándome las uñas.

—De hecho, tiene quince.

—¡QUÉ!

El director se acomodó en el asiento y se llevó el puño de la mano para aclararse la garganta para leer. Nos miramos de reojo con Nils.

—Bueno... Una de ellas dice: Alumna se queda dormida en clases.

—A cualquiera le puede suceder... —Alcé una ceja. Nils me miró y también lo encontró relativamente pasable.

—Bueno... Otra es: Alumna en vez de prestar atención escribe cartas de amor al alumno Miles Sett, sugiriéndole que "tiene casa sola".

Nils se atoró con su saliva.

—¿Y eso qué? —intenté defenderla de nuevo ventilando a Nils con la mano—. Son adolescentes... Una cartita de amor no le hace daño al mundo... Viva el amor...

—¿Y qué me dice de esta? Alumna lleva el tostador eléctrico, las salsas y el termo para prepararse el desayuno. 

—Eeeh... Es muy hambrienta... 

—Alumna le sugiere a su compañera que se escapen de clases trepando el cerezo del fondo.

—Bueno...

Un Caos del Presente (Tercer libro de la saga Viajeros)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora