4. Oliver

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La noche fue gratificante, los tres reímos y hablamos como si fuésemos amigos de toda la vida. Debo aceptar que no fue lo mismo que cuando Esteban y Luis estaban aquí con nosotras, ellos eran los organizadores de planes, a veces nos íbamos a las casas de otras personas a tocar los timbres y salir corriendo y otras simplemente nos quedábamos en la casa hablando de tonterías y viendo películas. Volví a ver mi celular, entraba y salía de WhatsApp esperando que alguno de los dos escribiera, pero solo veía él «estoy ocupado» de ambos chats.

Me recosté en la almohada de la cama y me acordé del regañón que me dio mi madre cuando llegué tarde a casa. Que no podía llegar tarde, que había reglas, que en la casa es su palabra o su palabra y más frases frustrantes que salían de su boca. Nosotras peleamos todo el tiempo y más cuando ella está o llega borracha, lo cual es casi todos los días. Con esto me puse a pensar sobre la factura de la casa y los pagos del colegio, por lo general no veía a mi madre trabajar, así que no sabía quién pagaba. Mi curiosidad ha incrementado con todas estas situaciones y las preguntas sin respuesta.

Enseguida cerré los ojos y me puse a pensar en cosas lindas, no quería volver a tener otra pesadilla ni mucho menos levantarme tarde, pero la suerte no era algo que en esos momentos corría en mí.

Sentí un frio en mis pies, al bajar la mirada me di cuenta de que iba descalza y vestía lo mismo que para dormir, una camisa blanca larga y un panti. Mi alrededor estaba completamente oscuro, pero podía ver troncos de árboles, al mirar en el suelo pude notar que estaba encima de un camino de rocas, parecido al camino del bloque de Oliver. Detrás de mí, al fondo, había algo completamente blanco y frente a mí estaba la casa de Oliver.

Decidida caminé rumbo a su casa, casi llegando pude ver al costado derecho el mismo carro que vi la primera vez que fui a su casa y en la fiesta, estaba recostado junto a un árbol. No le di importancia y seguí caminando, pero al estar frente a la puerta una voz hizo que todos los músculos de mi cuerpo quedaran quietos como si alguien me agarrase. El ambiente se volvió denso y oscuro.

-He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último —dijo una voz oscura y profunda—. Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad. Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira. —El susto me empezó a subir por toda la espina dorsal hasta llegar a mi mente y la desesperación me comenzó a devorar de abajo hacia arriba—. Teresa Moonspell te ha mandado por una razón en específico, Tara tiene que emerger y el mundo será de nosotros y el apocalipsis zozobrará a toda la población.

Al finalizar esa última frase la presión que sentía desapareció y pude moverme. Con la desesperación apoderándose de mí, empecé a mirar a todas partes, en aquel momento vi la ventana que conducía a la casa de Oliver y observé dos siluetas. Mi curiosidad entró como segundo sentimiento y me hizo seguir caminando a la puerta y abrirla de par en par. En la sala vi a Oliver y a un lado de él a otra persona, pero su rostro estaba tapado con la misma máscara que aparecía en la imagen que me llegó.

Tu curiosidad manchará tu camisa, tiñéndola de rojo —dijo la voz de Oliver, distorsionada—. Manchas de curiosidad emergerán si sigues curioseando en donde no debes.

En ese momento sentí algo atravesar mi pecho, al mirar abajo tenía un cuchillo, pero solo veía el mango. Dentro de mí sentí el filo cortar mi corazón y mi camisón pasó de estar blanco a estar de un color carmesí.

Deja que Tara emerja, déjala ser quien controle el mando de tu cuerpo —escuché la voz distorsionada de Oliver y caí de espaldas al suelo.

Manchas de curiosidad [Égida de las sombras #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora