Todos tus secretos

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Onceler había cedido ante Greedler, muy en el fondo pensaba que estaba mal, aunque poco importaba ahora ya que ahí estaban, aferrándose el uno al otro, apenas respirando y deseando estar más cerca con cada segundo que pasaba, como volver a ser uno.

Greedler, deseoso de poder verlo, no planeaba perder el tiempo y fue desabotonando el costoso traje verde que le había prestado al otro, honestamente nunca se había sentido tan ansioso pero había algo en esta situación que no podía frenar, había querido verlo desde el día anterior, impaciente por conocer su cuerpo forcejeo con los botones de la camisa, simplemente le compraría otra después, no importaba. Onceler se encontraba debajo suyo, se habían ido recostando mientas se besaban, acercandose, se sentía como una necesidad para vivir, sus labios eran cálidos y de vez en cuando aparecía una lengua curiosa, Greedler le mordió los labios un par de veces, haciendo que Onceler sintiera escalofríos cada vez que ocurría.

—Greed...—balbuceaba Onceler cada vez que tenia la oportunidad de respirar.

—Shh, voy a tratarte bien, tú solo confía.

La noche caía mientras Greedler empezaba a desabotonar su propio saco, se había alejado un poco de Onceler para hacerlo y la vista que tenía valía totalmente la pena, éste estaba con el cabello despeinado, las mejillas sonrojadas y la respiración agitada, se estaba recuperando de la falta de oxigeno de hace unos segundos y ya no traía el saco, su camisa estaba un poco desgarrada y algunos botones habían sido arrancados por él, la hebilla del cinto de su pantalón estaba desabrochada y era bastante obvio que estaba excitado, un bulto en su entrepierna lo delataba, Greedler simplemente sonrió devorando la vista, esto era ciertamente interesante.

—Ten.

Onceler observó confundido a Greedler, este le estaba mostrando su mano, extendiéndola frente a él, por un momento no supo qué hacer, luego pareció comprender mientras sus ojos brillaban, se inclinó un poco hacia adelante y con su boca alcanzó el guante verde que ocultaba las manos del otro, mordió con cuidado y a medida que volvía hacia atras al acostarse el guante se deslizaba de la mano de Greedler, la sonrisa que traía se ensanchó aún más y una vez que tuvo una mano libre repitió la misma acción con la otra, luego se sacó los lentes y Onceler pudo ver por primera vez los hermosos ojos color esmeralda de Greedler, éstos lo miraban con un deseo y codicia que jamás había visto antes, le parecieron simplemente hermosos, estaba tan absorto en su mirada que ni siquiera se cuestionó por qué no compartían unos ojos azulados como el mar.

—Buen chico—el cumplido de Greedler pareció sacudir algo dentro de Onceler porque este había tragado saliva mientras no dejaba de observarlo.

No era especialmente musculoso pero se notaba que estaba en forma, ya lo había visto antes pero ahora lo tenia sobre él, era aún más consciente de sus cualidades, Onceler observó cada movimiento con cuidado mientras el otro terminaba de sacarse la ropa, no tenía ninguna prisa y esto pareció ser una tortura para Onceler, quién no sabía qué debería hacer a continuación.

—Yo me haré cargo desde ahora, tú solo hazme caso ¿Bien?

Onceler asintió, no le importaba la 'posición' que le toque, no tenía ninguna experiencia previa y Greedler ya lo sabía, por supuesto que lo sabía, lo mejor para él sería escucharlo. Se sorprendió un poco cuando Greedler terminó de sacarle los pantalones, se sentía un poco avergonzado de su ahora más notable erección. Greedler se acercó a él para plantar otro beso en sus labios, mientras posaba su peso sobre las rodillas sus manos fueron bajando con cuidado hasta la caderas de Onceler, para luego posarse sobre su entrepierna, quién ahogó un gemido contra sus labios lo mejor que pudo cuando sintió las manos de Greedler sobre su piel.

Lentamente y con cuidado Greedler envolvió su mano al rededor del miembro de Onceler, no se molestó en ocultar su sonrisa burlona cuando el otro presionó sus labios más fuerte debido a la sorpresa, fue dando movimientos firmes prestando mucha atencion a como el otro reaccionaba y los ojos de Onceler parecian suplicar, una idea crzo su mente, pero no queria torturarlo, no aun...

Dos caras de la misma monedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora