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Conozcan a este señor…

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—Sonará extraño, pero tengo curiosidad por saber en dónde… vomité. Es que tengo el recuerdo de que fue…

—En una bañera, Tatiana —interrumpe seria subiendo una ceja—. En una estúpida bañera —repite con disgusto.

—Ah —emito con expresión de asco—. Lo siento.

—Más bien sigue secando ahí —giro los ojos pasando el paño por la mesa.

—Espero un pago por esto.

—Tú fuiste quien causó que los dos chicos se pelearan —la miro confundida—. No creo que recuerdes, pero me contaron que anoche estabas hablando con un chico y de la nada llegó otro borracho diciendo que tú eras de él y comenzaron a pelear, tú te fuiste como si nada a la cocina y ya. Regaron unos vasos con cerveza —señala dónde estoy.

—Si recuerdo estar hablando con alguien y que llegó ese chico, pero… creí que se estaban abrazando —murmuro haciendo una mueca—. ¿Qué puedo hacer yo? —subo los hombros, indiferente—. ¿Quién te lo dijo?

—Una amiga —le resta importancia—. No la conoces, pero bien. Odio esta parte de mis fiestas.

—¿Limpiar?

Miro el desastre alrededor donde hay vasos, cigarrillos, suciedad y bolsas de snacks. Tenía planeado dormir hasta tarde, pero Delanie me despertó a las 8 para que la ayudara a organizar y es lo que llevo haciendo hace una hora.

—Lo detesto —se pasa las manos por la cara dejando a un lado la escoba—. Fue otra de las condiciones de mamá. Me prestaba la casa y yo me encargaba de limpiar, y también irme con ella una semana.

—¿Haces ese sacrificio por una fiesta? —pregunto incrédula sabiendo la relación que tiene Delanie con su madre.

—Obvio que sí, nana —responde como si fuese evidente—. A veces en la vida hay que sacrificar cosas para disfrutar un poco.

—Estoy segura que no disfrutaste la fiesta.

—Como un 70% fue terrible y estresante, el resto bien —admite.

—Suerte con esa semana.

—Créeme, ella no me va a aguantar —se ríe y me mira cuando nota que me estoy rascando la cabeza—. ¿Qué pasa?

—Acabo de recordar que Damon y yo debemos hacer un collage… juntos.

—No me digas.

—Si te digo.

—¿Y…?

—No sé. No quiero verlo. Ayer fue todo muy rarito…

—Estabas ebria. Cuando estás ebria, todo es rarito. Lo sabes bien.

Frunzo los labios. Tiene razón. En todas mis borracheras siempre me pasan cosas para recordar, pero… siento que han
pasado cosas muy rápido y raras, y por eso mismo va a ocurrir algo más adelante.

O quizás me estoy volviendo loca. Es la opción más aceptable.

—No sé es que… Damon diciendo pendejadas, yo respondiendo con estupideces, él que de la nada se va con esa chica, Owen que me besa y… ¡Mierda! —me llevo la mano tapando mi cara—. Acepté una cita con Owen —digo entre dientes.

—Uhm —me mira pensativa—. Fue raro, entonces —asiente para sí misma y después sonríe de oreja a oreja—. ¡¿Que más se le hace?! —hace un gesto con la mano y pone música en su celular—. Disfruta del día y cuéntame qué tanto recuerdas. No te mates pensando lo de ayer. Si tienes que reunirte con Damon lo haces y ya.

Pisando los erroresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora