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- Casi que te eligió el Condorito- decía Cuti, viendo lo juguetón que estaba el perro con su amigo

- No es Condorito boludo- lo retó Pablo- Corintio se llama- aclaró hablándole ahora a Lionel

- Como el chaboncito de Sandman- comentó mirándolo apenas para inmediatamente volver a acariciar al perro

A Pablo se le iluminaron los ojos. Sus amigos siempre lo jodían con lo nerd que pueden llegar a ser sus gustos, pero por fin alguien entiende al menos una de sus referencias

- Si, soy re fan yo. Tengo un gato también que se llama Morfeo-

- Que lindo- opinó mirándolo por primera vez de manera fija y sostenida- Yo recién me estoy metiendo en todo ese mundito, pero me gusta- agregó llevando sus manos a la cintura

Pablo se quedó algo embobado mirándolo, no había notado lo mucho que se le marcaban los brazos

- ¿Y, Leo?, ¿te quedás con el pichicho o no?- preguntó Cristian

- La verdad que Corintio me tiene enamorado, pero no vivo solo. Tengo que preguntarle a mis viejos antes- contestó con un suspiro- Permiso pero le voy a sacar unas fotitos para que se den una idea de qué tan grandote es. Capaz también me sirven para darles lástima, con lo lindo que es- dijo agarrando el cachete del perro

Seguidamente se agachó apenas y comenzó con la sesión. Tardó apenas unos segundos

- Mirá como se deja- comentó Pablo esbozando una sonrisa. Miraba aquella escena y le explotaba el corazón de ternura

- Es todo un modelo- contestó Scaloni poniéndose de pie para acercarse al de Río Cuarto- Salió re contento- dijo mostrándole una de las fotos

Ninguno de los dos sabe en qué momento quedaron a tan pocos centímetros uno del otro. Cada uno podía sentir la respiración del otro.

Lionel tenía que agachar la vista por la baja estatura de su contraparte, este último no tenía el valor de mirarlo a los ojos

- Bueno, creo que nos tenemos que ir yendo- interrumpió Romero haciéndose el boludo

- ¿No me pasás tu número? Digo, así cualquier cosa te aviso qué onda con el perrito- pidió alejándose por unos segundos nomás para poder agarrar el casco de la moto

- Si, sí- Aimar saliendo de su burbuja

Intercambiaron números. El dueño de la casa tomó sus llaves y les abrió a sus visitas

- Bueno, espero que puedas charlarlo bien con tus viejos- decía Pablo desde el umbral de la puerta. Hacía frío por lo que se balanceaba sobre sus pies con las manos en los bolsillos

- Ojalá- decía sacándole la cadena a su vehículo

-Igual si no llegás a quedártelo seguramente te vas a conseguir una excusa para volver por estos pagos- dijo Cristian subiéndose a la parte de atrás de la moto

Pablo se puso rojo a más no poder, no le salían las palabras

- Nos vemos, Paya- saludó el de Belgrano con una risa que no se preocupó por disimular

- Nos vemos- respondió con un hilito de voz

Lionel tocó la bocina y arrancó camino.

Pablo se quedó recalculando. Se apoyó un poco en la puerta, largando un largo suspiro.

¿Qué pingo fue eso?

No podía ser que ante cualquier muestra mínima de afecto o cariño se ponga así. Parecía que no había aprendido nada de su pasado

- No puedo regalarme así- pensó en voz alta, sonaba desilusionado

Él mismo se encargó de bajarle los ánimos. No quería que su hipotética caída sea tan dura.

Una brisa fresca le recordó que seguía afuera. Dio media vuelta y entró con la mirada gacha.

De misma manera se sentó en el sillón, no quería prender la tele ni ponerse a boludear con el celu. Quería poner todos sus pensamientos en orden, dejar todo en claro.

Quería convencerse de que no podía tirársele a Lionel de esa manera. Que tenía que esperar a alguna señal clara de su parte que le diga que el sentimiento es mutuo.

No quiere arriesgarse a sufrir otra vez, no quiere que le rompan el corazón ni que lo dejen en ridículo.

Dejó de sobrepensar todo cuando se le humedeció la rodilla. No lo había notado, pero una solitaria lágrima salió sin previo aviso.

Tomó eso como una señal. Se dirigió al baño, se lavó la cara y se tomó un ibuprofeno. Le había comenzado a doler la cabeza, siempre le pasaba cuando reprimía el llanto.

Fue a su pieza, se puso el pijama e intentó dormir. Estuvo unos treinta minutos dando vueltas hasta que vinieron Morfeo y Corintio.

El gato se acostó en su pecho y el perro a sus pies. Después de mucho tiempo se sintió contenido.

Se acomodó de costado para quedarse abrazado al gato. Durmió hasta el día siguiente.



Buenass. Ya a partir del siguiente cap se viene más contenido de scalo 😎😎

Firulais - ScalonixAimarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora