De todos los puestos en el mercado, aquél era el más apartado, pobremente iluminado con la luz de un par de velas y la bioluminiscencia de un extraño marsupial rojo encerrado en una jaula apenas lo suficientemente grande como para permitir a la criatura moverse con libertad. El puesto era atendido por un misterioso vendedor, cubierto por una capucha que solo permitía ver un único ojo amarillo que resplandecía como el ojo de una bestia, y su sonrisa dentada que se curveaba hacia arriba mientras hacía negocios con la chica frente a ella.
—¿Estás segura de lo que quieres? —preguntó sin desaparecer su sonrisa de sus labios —. Estas maldiciones, son un tanto inestables, no me gustaría ver la cara del pobre desgraciado que reciba una de estas cosas.
—¿Entonces por qué las vendes? —preguntó la compradora con un tono fastidiado.
—Son solo negocios, niña, de alguna forma hay que sobrevivir en esta economía, y ahora que el aquelarre del emperador ya no existe, he tenido más libertades con mi negocio.
—Eres desagradable.
—¡Hey! Tú eres la que está comprando maldiciones, no yo —regañó el vendedor con fiereza, el único momento en toda la conversación donde eliminó su sonrisa de su rostro —. Volviendo a lo que nos concierne, ¿cerramos el trato?
La chica se quedó pensativa un rato, mirando el pergamino perfectamente enrollado y un poco manchado de aceite que tenía en su mano. Alzó su mirada nuevamente al vendedor y estiró con su mano libre una bolsa con 500 caracoles contados.
—Trato.
***
—Y eso fue el reporte del clima, volvemos contigo Patrick —dijo el meteorólogo, quien estaba escondido en el interior de un tronco junto a una familia de rabiapaches mientras afuera llovían gotas de ácido.
—Muchas gracias Fred. Ahora vamos con los deportes, ¿Bart? —dijo el conductor del programa de noticias.
—Claro que sí Patrick, esta semana tenemos cosas emocionantes, ayer las Entrañas Esmeraldas vencieron a los Alas Rígidas en un marcador de 5-3, estas son las palabras de su capitana al respecto.
—Debo admitir que, no fueron para nada rivales fáciles de derrotar, pero la victoria no hubiera sido posible de no ser por mi grandioso equipo —dijo Willow alegremente, aunque notablemente algo agotada por el partido.
—Muy inspirador de parte de Willow Park, y recuerden que este fin de semana empieza la temporada de Grudgby, el primer partido será llevado a cabo por los Kelpies y el equipo campeón, las Reptibestias, quienes presentarán a su nueva y más reciente jugadora, Boscha Patterson, quien solía ser la capitana de las Banshees cuando estudiaba en Hexside.
En las Islas Hirvientes la temporada de grudgby siempre había sido de gran emoción para todos los brujos y demonios que las habitaban, ver a dos equipos batirse en duelo en una cancha que intentaba matarlos a toda costa mientras comían comida que los gringos considerarían grasosa (esos weyes comen agua frita, que algo lo consideren "grasoso" es un logro) era extrañamente cautivante para ellos, pero como nunca me llamaron la atención los deportes no sé, pero a ellos si que les gustaba, y la emoción podía verse en las calles, donde las personas vendían mercancía de todos los equipos, se vendían banderillas y pretzels y cada dos o tres cuadras podías encontrarte a dos grupos de fanáticos de equipos rivales agarrarse a golpes.
—Nunca deja de fascinarme la temporada de grudgby, es casi como si las islas fueran otras —dijo Luz emocionadamente mientras tomaba la mano de su novia.
—Lo sé, se puede sentir el espíritu deportivo en el aire —afirmó Amity, girando su vista cuando escuchó a un par de fanáticos pelearse agresivamente en una esquina —, y también en las calles.
ESTÁS LEYENDO
Cursed souls
FanfictionAlguien le ha lanzado una maldición a Boscha. Durante un importante partido de Grudby, Boscha termina transformándose en una peligrosa criatura incapaz de controlar sus impulsos salvajes cuando estos se desatan, el responsable no aparece, aunque tod...