—¿Sabes porque todos los métodos de estudios impuestos por la institución educativa creen son efectivos?—Si.
—¿En serio lo sabes?
—Claro. ¿Crees que eres la única que odiaba la escuela?
Hyunjin suelta una risa ante la mirada un poco atónita de Jiwoo. Era fácil ver a lo que la niña... Preadolescente quería llegar, ella detestaba sus clases y no podía culparla ¿Por qué los jóvenes tenían que estar encerrados en una caja con libros durante la mayor parte del día? A Hyunjin nunca le gustó la escuela, siempre sintió que lo trataban de estúpido y poco más. Pero la verdad era que Hyunjin nunca fue realmente un idiota.
Él encontró su gusto entre las maquinas, aprendió de su padre y perfeccionó leyendo en la biblioteca los libros que él escogía, también pidió consejos a maestros que jamás le dieron clases. Hyunjin no aprendió casi nada en la escuela, la odiaba tanto que decidió huir de casa cuando sus padres lo inscribieron a un colegio "especial". Y fue la mejor decisión para él, al menos durante un tiempo.
—Oh...— Jiwoo baja la cabeza y aprieta los labios. —Como quiera te lo diré... Ellos creen que el sistema educativo sirve porque piensan que pueden moldearnos a todos por igual, hacen esto para que...— Y la niña habla y habla dentro del auto.
A Hyunjin le agrada Jiwoo, es una niña que puede pensar por horas y que después se queda en blanco, ella puede ser una persona inteligente o alguien muy tonta. Es curioso, al menos Hyunjin piensa que se amolda un poco a él, la única persona con la que ha podido vivir durante cuatro años y no desesperar ni estar desesperado. Ella es una gran acompañante, en realidad, ella es una gran pequeña amiga.
Desde que la madre de Jiwoo murió poco después de que ella llegara a su vida Hyunjin estuvo haciéndose cargo, él le dio un hogar, comida, estudio, y otras cosas que los niños necesitaban. No fue fácil, al no saber convivir con los niños fue una extraña experiencia que tuvo que sobrepasar a base de libros y consejos, y a veces los consejos eran tan malos que Hyunjin dejó de pedírselos a Yeonjun.
—¡Y es así como intentas ser amable solo para darte cuenta de que las demás chicas no te hablan porque eres una...Una...!— Jiwoo deja de hablar de golpe y Hyunjin voltea a verla. Ella baja la cabeza una vez más mientras que sus ojos se cristalizan. Hyunjin detiene el auto. —Una inmunda.
—¿Quién te llama así?— Pregunta con seriedad. —¿Sabes? No importa, vamos a carbonizar a todas las niñas de tu clase.— Continua su camino repasando una y otra vez cada una de las armas –legales- que tiene a mano.
—¡Papá!— Exclama Jiwoo sonriendo por fin y dándole un pequeño golpe. —No quiero carbonizarlas, no podemos, es ilegal.
—Solo vamos a quemarlas un poco... Como tostarlas.— Bromea.
—No quiero lastimarlas, se que no son malas personas en el fondo, las he visto ayudarse y darse apoyo entre ellas... Yo solo no soy de las suyas. Soy de otro lado.
—¿De marte o algo así?— Esta vez Jiwoo solo sonríe tristemente. Hyunjin sigue aprendiendo, no es alguien que pueda hablar con facilidad de cosas importantes como los sentimientos de una niña, él ni siquiera podía hacerlo cuando estaba con Seungmin. Suspira y apaga el coche una vez se encuentra frente al edificio. —Jiwoo, no tienes que ser como ellas para merecer su respeto. No son buenas personas aun si se aman entre ellas, si tratan como basura a los que no están dentro de su círculo entonces es una jodida secta. O es una institución que amolda a su gusto a personas individuales y capaces. Y nosotros odiamos la escuela.
Jiwoo sonríe una vez más estando alegre.
Hyunjin no supo en que momento ella se volvió tan importante para él, quizás fue cuando la niña se enfermó y él tuvo que quedarse despierto toda la noche para cuidarla, o cuando el propio Hyunjin lesionó su brazo y entonces ella lo cuidó a él. O quizás fue todas esas noches en las que hablaron hasta el amanecer por el insomnio de Hyunjin y las pesadillas de Jiwoo. Fueron cuatro largos años, solo cuatro si los ve hacia atrás.
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inmundo;승황
Fiksi PenggemarSeungmin era un chico de 15 años tratando de sobrevivir a los vestigios de una guerra. Recolectaba, vendía, compraba en su pequeña y devastada ciudad, pero un sucio llegó para tambalear su corta vida. Cuatro años después habiendo logrado huir de su...