CAPITULO XXI. UN MUNDO OSCURO.

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Oliver despertó en una habitación de un sanatorio, llamado Pensatorium, con cortinas de color lilas, con las paredes de color dorado, su cama era ancha, en ambos extremos, había variedad de dulces, tenía tres ventanas. No era

el único que estaba en cama, había como treinta camas con personas que estaban durmiendo.

A su lado estaba Drella, estaba dormida, también vio su espada.

Sus manos, y piernas estaban vendadas, y una parte de sus costillas. Su visión era pálida, casi aniquilada.

Drella había cambiado, ahora era una mujer fuerte, rebelde, decidida, y sus ojos, esos ojos tan brillantes que la caracterizaba, ahora reflejaba una vida al azar. Ella comenzó a hablar, el aun no daba indicio de despertar del todo. "Grabare tu voz, entre mi piel, es un sueño o realidad, es la voz misma. Sobre el viento, hay un reino, hecho para ti, hay nubes de color amarillo, los he visto, juglares que cantan épicas, recuerdo haber soñado tu voz, lloraba en soledad, soy un producto de caducidad, en aquel país, El sombrerero

pregunto por ti"

-Drella...Drella, despierta, yo ya desperté –dijo Oliver,

–puedes decirle al sombrerero que estoy bien.

Drella despertó, pensó que estaba soñando.

-¿Oliver? –dijo. ¿Has despertado? Es...es un milagro – continuo, y una lagrima se arco.

Fue y lo abrazo como si hubiesen pasado mil años.

-También te eche de menos, creo, pero dame un minuto para pensar en lo que acabas de decir ¿Cómo que desperté? ¿Cuánto tiempo paso?

-Han pasado tres meses desde tu última pelea en territorio Avraille. No es la primera vez que despiertas, pero es la primera en que lo haces completamente. Antes solo abrías tus ojos, pero no había luz alguna, ahora te vuelvo a ver, y eres el mismo.

Esta noticia dejo sin aliento a Oliver, después de recuperarse siguió.

-Tres meses, ¿Qué ha pasado en tres meses? No se me ocurre nada para decir, es la primera vez. ¿Qué debería decir?

¿Cómo debo reaccionar? Estoy seguro que lo que hago no es propio de alguien que ha despertado de un coma. ¿Dónde estoy?

-No sigas. Fue suerte, no fue un milagro el hecho de que estés aquí conmigo. Si hubiese sido un milagro, es probable que hubieses muerto en lugar de seguir aquí para sufrir o terminar lo que empezaste. Lo que ves, es un pabellón de contingencia, básicamente es un bunker. Aquí el peligro no llega, al menos no hasta ahora. Luego de lo que paso con los Avraille, después de llegar aquí, el rey de Rainin te otorgo el nombramiento póstumo de caballero escarlata, a pesar de que no hayas desbloqueado tu armadura, se pensó que estarías en coma por un buen rato, y por eso te nombro. Inclusive, toda tu familia fue protegida, alabada, aclamada, ganándose el respeto de todos, la amistad de los reyes. Un nombramiento póstumo para ser exacto. Eso ocurrió antes de que todo se vaya al diablo. Como habrás notado, no eres el único que tuvo una pelea. Los demás también son caballeros, muchos de ellos sin posibilidades de regresar. Solo las maquinas los mantienen con vida.

-¿Batalla? no recuerdo nada. ¿Estuve a punto de morir?

¿Y cómo que ya soy un escarlata?

-Oliver no hay necesidad de decirte cosas que no van a pasar, que sea cortés no quita lo valiente. Han pasado muchas cosas.

-¿Debo asistir con la cabeza? ¿O solo dejar un largo silencio incomodo seguido de comentarios crueles?

-Cuando estabas luchando con Kanryu, Drems llego a salvarte con la espada. Pudo tener un enfrentamiento, pudo salir airoso. Después de eso, ibas a morir, pero Drems te salvo. De hecho, tu corazón dejo de latir. Escapamos de ese lugar con ayuda de Carlia Di Gali, llegamos hasta el tren donde nos encontramos con Kalto Balto. El resto del equipo había sobrevivido, muchos estaban en la ciudad de los Avraille. La piedra fue robada por Drivini, e hizo lo que quisiese con ella. Cuando regresamos a Zenebas, cuando llegamos, el mundo estaba ya en pie de guerra. Llegamos sin que sospecharan que teníamos con nosotros a la persona que trajo al mundo el caos, y quien sabe lo que harían la gente estando desesperada, y sabiendo que estabas con nosotros, incapaz de moverte. Al llegar, la nación Dilgos, estaba declarando la guerra, a no ser que las otras naciones se rindieran, y vendasen su libertad por días de vida, sabían que seguías vivo. Al parecer los Dilgos

El Caballero EscarlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora