𝐁𝐔𝐓𝐓𝐄𝐑𝐅𝐋𝐘 𝐄𝐅𝐅𝐄𝐂𝐓 || ❝¿El aleteo de una mariposa en Brasil hace aparecer un tornado en Texas?❞
𝐕𝐀𝐍𝐄𝐒𝐒𝐀 𝐂𝐀𝐌𝐏𝐎𝐀𝐌𝐎𝐑 siempre estuvo interesada en las presencias extrañas que habitaban más allá del pequeño pueblo de Maine en...
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28 de Junio, Gravity Falls, Oregón.
Esa noche tuvo un sueño como hace mucho tiempo no lo tenía.
Soñó con cielos carmesí, nubes de azufre y una gigantesca grieta tornasol que iluminaba el pesadillezco celaje. Veía todo como si llevara anteojos, estos en lugar de vidrios tenían un material similar al celofán, de colores vivos contrastante con el ambiente lúgubre y el aire pesado.
En sus sueños vio masones y científicos, que se saludaban dando apretones con sus manos de seis dedos. Mientras tanto, en el cielo había una media luna y estrellas fugaces.
Caminó por ese tétrico lugar, encontrándose con criaturas que parecían sacadas de una novela de Lovecraft. Estos se inclinaban ante ella, imitando algún tipo de reverencia, sin dejar de sonreír torcidamente.
Parpadeó once veces, con cada uno el tiempo se volvía más y más lento, pero repentinamente, la imagen volvió a cambiar. Vio llamas hechas de caléndulas que rodeaban un gigantesco plato el cual no alcanzaba a ver. Comenzó a caminar en dirección a este, encontrándose con que el plato había sido cambiado por una charola de plata y aguamarina, en la cual se encontraba un corazón arrancado que bombeaba sangre parecida a la brea. Este estaba zurcido torpemente con hilos cerúleos que poco a poco iban manchándose con el negruzco material que el corazón bombeaba.
Al apartar la mirada se encontró rodeada de símbolos de pregunta, una luz enceguecedora y al dirigir la mirada hacia arriba pudo divisar una estrella en tonalidades pasteles con un gigantesco ojo en el centro. Del ojo comenzaron a salir lágrimas que se convirtieron en cubos de hielo, lastimándola al caer, así que cuando intentó cubrirse el escenario nuevamente cambió.
Comenzaba a sentirse mareada, por lo que tomó asiento entre la maleza, disfrutando del nuevo panorama que le ofrecía el firmamento. Nubes blancas y esponjosas cual lana de borrego en un fondo añil de ensueño, las vistas le daban paz. Comenzó a cerrar los ojos lentamente con la intención de descansar pacíficamente, entonces se vio obligada a levantarse nuevamente, como si una fuerza superior estuviese empujándola.
Soñó con un páramo aparentemente tranquilo y encantador, en el que comenzó a caminar con cierta cautela. Nuevamente estaba rodeada de mariposas pero estas eran purpureas, de una tonalidad parecida a la alhucema en verano. El campo estaba lleno de rosales amarillos con espinas tan grandes como la pata de un ave, caminó y caminó hasta finalmente llegar a la cúspide de la colina. La cual contaba con un único y solitario pino, sin flores ni pasto a sus alrededores.
Vanessa se encontraba a escasos centímetros del pino, y sintió una irrefrenable necesidad de acercarse. Pero repentinamente este comenzó a transfigurarse envuelto en luces tornasoles y destellos violáceos para finalmente adquirir una forma que a su parecer asemejaba a un hombre completamente hecho de oro. La figura se acercó a ella, invadiendo sus sentidos con la abrazadora calidez que puede otorgar únicamente un ser amado; los aromas herbales que destilaba aquella figura le hizo sentir confortable una vez el hombre la estrechó entre sus brazos.