Existe una enfermedad genética llamada fibrodisplasia osificante progresiva. Cuando el tejido se daña, se sustituye por hueso.
El tejido óseo crece bajo la piel y las articulaciones se bloquean, por lo que, con el tiempo, los afectados se ven lentamente encerrados en una prisión de hueso justo debajo de su propia piel.
Suelen tener que elegir entre estar sentados o de pie para el resto de su vida. Al final de su vida, tienen que beber todas las comidas con una pajita y apenas pueden moverse.