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Cuando llegamos a casa me encontraba temblando, y no era por lo que me había dicho, sino por el hecho de no haberme dicho absolutamente nada y quizá esto era lo más jodido de todo el asunto. Una vez en casa, ella entró en la cocina mientras que yo subí y dejé mi mochila en la habitación, me cambié de ropa, me puse unos leggins y una camisa ancha, de estas que tienen mil y un años y van de generación en generación. Pues de esas. Y bajé, cual cachorro arrepentido al salón. Este estaba decorado con cuadros pintados por mi padre -amargos recuerdos- había un piano, también de él. Dos sofás, uno blanco como la nieve y otro negro como el carbón, uno en frente del otro y, en la pared, una gran televisión de plasma; un regalo de mi padre hace años. Aparte de floreros situados en una amplia mesa, había dos amplias ventanas que nos permitían ver el jardín trasero, en el cual había una piscina, y unos columpios.

- Anna, ¿quieres comer ya? -Preguntó mi madre, mientras cocinaba. Su tranquilidad me asustó.
- Sí, supongo. -Respondí, con los nervios apoderándose de mi inestable voz. Me miraba sonriente, con cierto brillo en los ojos. Suena el timbre, ella, manteniendo su sonrisa, abre la puerta y por ésta entra mi hermano Laurence. Él no sonríe. Él camina cabizbajo, demostrando que algo realmente le ha afectado y yo necesito saber el que es. Se sienta en una silla junto a mí, paso mi brazo por su hombros y le acerco a mí.

- ¿Qué te pasa? -Murmuré. Él no me miró, tan sólo bufó. Me agaché hasta quedar a su altura y besé su mejilla, Laurence suspiró.

- Bueno, Laurence, creo que deberías darle tú la noticia a tu hermana. -Dijo mi madre, ganándose la nunca vista hasta el momento mirada de odio de mi hermano.
Él carraspeó. Y, aún sin mirarme a los ojos, comenzó a hablar-: Anna -dio un énfasis- siempre me has dicho que te gustaría volver a ver a papá...
- Hace unos años te lo decía. Ya no.-Le interrumpí.
- Si, bueno, como sea. -Prosiguió- El caso es que... -Metió la mano derecha dentro de uno de los bolsillos de su abrigo y de este sacó un papel, el cuál en un primer momento no reconocí pero no tardé en hacerlo, ITALIA. Ponía en la parte superior del papel y debajo una conocida agencia de viajes, el símbolo de un avión y demás datos.- Buen viaje, hermanita.-Dijo, arrojando el billete al suelo y tapándose el rostro con ambas manos.

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⏰ Última actualización: Jun 25, 2015 ⏰

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