La carta

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Si Pedro pudiera definir lo que siente en estos momentos no sabría que decir, siente una opresión en el pecho que es molesta, pero desaparece por momentos y no sabe la razón. Su entrenamiento con el equipo se basó en estar alrededor de Ferran, con el fin de que no le deje solo, su objetivo se cumplió ya que el valenciano pareció leer sus pensamientos. No se alejó demasiado de su lado, siendo el apoyo que necesita en este momento para poder subexistir. Por un lado, se sentía mal por haberle hablado feo a Gavi, no lo soportaba. El sevillano era como su otra mitad, se había acostumbrado a que su mundo girara alrededor de Gavi y ahora que él ya no está todo se siente monótono, vacío, pero también sabe que si estuviera a su lado le dolería bastante. Necesitaba un poco de tiempo para adaptarse a la sensación, que parecía que no estaba presente en su pecho ahora.

—Ey, intenta concentrarte en el entrenamiento, Xavi te está viendo raro hace un tiempo. Nadie es ciego como para notar que no estás a su lado. —La, ¿suave? Voz de Ferran llenó sus oídos, no se había dado cuenta que se había perdido en sus pensamientos.

—Que pereza explicarle todo...—Suspiró mientras se imaginada posibles escenarios en su cabeza, no quería saber cuál sería el final de su escenario real.

—Por eso te digo, porque te conozco. —Pedro rió ligeramente, sin enseñar sus dientes en su totalidad.

—Me da miedo que me conozcas tanto.

—Como si tú no me conocieras igual de bien que yo a ti. —Contestó ofendido. —¿O no me conoces? —Se intentó hacer el ofendido, sabiendo que era toda una broma.

—¡Claro que lo hago! ¿Por quién me tomas? —Ahora fue turno de indignarse de Pedri, ofendido porque insinuara que no le conocía cuando estaba seguro que conocía al valenciano como la palma de su mano.

—No lo sé, tú dime. —Pedri volvió a reír un poco, sintiendo que la incómoda sensación de su pecho desaparecía. —Así me gusta, que sonrías.

—Me gusta tu sonrisa. —Comentó después de un tiempo, sin saber muy bien como responder a ese comentario. Es decir, sintió su pecho llenarse de una calidez tan bonita que quería llorar de la emoción pero nunca se consideró una persona que sepa reaccionar ante cumplidos. El valenciano sonrió como nunca, hace mucho tiempo no le veía sonreír así y sintió más calidez de la que pensó. Hace tanto no hace sonreír a su amigo de tal manera.

No dijeron nada más, sintiéndose lo suficientemente cómodos con el silencio que se había formado entre ellos. El entrenamiento siguió entre miradas y sonrisas traviesas entre ellos, Xavi tuvo que no mencionar nada debido a que el rendimiento de Pedri mejoró en el entrenamiento y no había razones para llamarle la atención.

Cuando terminó el entrenamiento se encargó de ir a su casillero, encontrando que había una carta en el. No tenía que leer mucho más ya que sabía de quien era, nadie más le dejaría una carta en estos momentos. Suspiró mientras la sacaba del casillero, cogiendo sus cosas para llevarlas a la ducha. Se duchó relativamente rápido debido a que se iría con Ferran, o eso supuso.

El valenciano le terminó de confirmar cuando se encontraron fuera de las duchas. —Ey, me avisas cuando termines de cambiarte, te llevaré yo a casa. —Pedri le sonrió lindamente.

—Gracias, me apuraré para no hacerte esperar.

—No hay problema con esperarte, casi siempre salimos al mismo tiempo, no te presiones. —Ferran le sonrió rápidamente mientras él entraba a la ducha. Pedri salió, se topó con Gavira a mitad de camino pero cada quien siguió el suyo luego de intercambiar miradas por un momento. Pedro pudo sentir como aquella sensación volvía a inundar su pecho, sintiéndose vacío, raro.

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