Dios del Garrote

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Palpe mí pecho
mojando mí mano,
con la tinta roja que me da vida.

Pregunté al ser sin rostro
porque me había apuñalado.
Lamió la sangre del puñal y contesto:

Has de sangrar tus pecados,
gota a gota,
cómo si fueras un santo.

Has de llorar tus derrotas,
te las mereces,
por no entender su significado.

Has de sentir
cómo el alma se te estruja,
por castigo de tus actos,
por las mentiras dichas,
por consentir tus propias locuras.

Has de mirarme,
con ojos sumisos,
pues yo,
tu Dios,
te he declarado culpable.

Sangra en silencio,
deja que la herida lave tu cuerpo,
de las impurezas que has cometido.

Deja,
que a puñaladas,
purifique tu miseria,
que borre de ti,
toda esa inmunda esencia.

Hoy te declaro culpable,
Y yo, la culpa impuesta en ti,
te sentencio,
te castigo
y te desprecio.

Sangra
en silencio,
y deja que las culpas te consuman.

Convierte tu inservible cuerpo,
en un ser temeroso.

Teme a Dios,
al glorioso Dios de la culpa y el garrote.

Relatos Y Finales FelicesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora