Ave del invierno ❄ [y.m]

Capítulo cuatro: caja de pandora

      El viento sacudía las ramas secas de los árboles desnudos mientras se adentraba a lo profundo del bosque. El aire estaba frío y, cada vez que respiraba, el vaho se hacía notar frente a sus ojos. Sin embargo, ni siquiera la posibilidad de helarse haría que regresase a la cabaña, se había propuesto hacer algo y lo cumpliría.

      Frotó sus manos a pesar de los guantes y luego los colocó en sus mejillas, estaba seguro que estaban por debajo de los cero grados, no obstante, ni aun con eso sus pasos titubeaban. El canto del ave se escuchaba todavía, aunque esta vez era mucho más claro para YoonGi, lo que le daba la energía suficiente para no rendirse y continuar adelante.

      Pasaron largos minutos, que en realidad se sintieron como horas, antes de llegar al claro donde había estado la madrugada anterior. Esperaba encontrarse con la misma escena, una criatura etérea que luego se convertía en una majestuosa ave, pero no había absolutamente nada. Sin embargo, todo parecía diferente de alguna forma, no entendiendo qué era exactamente.

      No sabía si era el aire quien soplaba distinto en ese lugar. No sabía si era la luz, mucho más brillante de lo que recordaba, tal vez los árboles ya no se veían tan desnudos, no lo sabía, pero había algo diferente allí. Era un aroma familiar, algo que le recordaba a su infancia. Cerró sus ojos, intentando buscar en su memoria algo que le dijera dónde había olido algo similar en su niñez, pero nada llegaba.

      No dándole mucha importancia, se propuso llamar al ave del invierno. Sin embargo, se quedó paralizado, no sabiendo que hacer para poder llamarla realmente. Sus ojos miraban las copas de los árboles, buscándola inútilmente, pues no se encontraba en ninguno de ellos. Pero, aun así, el canto continuaba escuchándose, estaba en algún lugar de ese claro, pero no lograba reconocerlo, sin contar con que a veces su tonada se escuchaba cerca y otras muy lejos de allí.

      Un poco desesperado, pues no dejaba de escuchar la molesta y estridente risa del juez en su cabeza, intentó gritar, esperanzado de que al menos con su voz el ave del invierno pudiera venir en su búsqueda. Y fue ahí cuando lo notó, en su primer intento, cuando su voz no salió. Era un nudo en su garganta. Como una pelotita de acero que comenzaba a pesar, limitando el paso de sus palabras.

      Pero, por otro lado, no el de sus pensamientos que iban a una velocidad increíble. Yendo tan rápido que apenas podía tomar algunos y, los que tomaba, solo hacían que la soledad en su corazón creciera aún más.

      No obstante, y aunque intentó, no fue necesario que dijera algo o que siquiera moviera su boca porque de repente el canto del ave calló abruptamente. Una fuerte ventisca se hizo presente y luego, justo frente a sus ojos, se encontraba aquella gran y majestuosa ave de nuevo.

      Su plumaje era mucho más blanco que la nieve misma en donde se posaba. Sus ojos azules, fríos y tristes, seguían mirándolo con la misma intensidad que la vez anterior, congelando cada nervio de su cuerpo. YoonGi trató de articular algo, pero se le hizo imposible. Intentó acercarse, pero era como si algo más pesado lo sostuviera en su lugar.