Capítulo dos: árboles desnudos

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Nostalgia - Joe Hasaishi 
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     Estaba cansado, en eso no mentía. Sin embargo, por alguna razón, no podía dormir luego de haberse despertado en medio de la madrugada. Sus ojos ardían y estaba seguro que se encontraban hinchados de tanto estrujarlos y, aunque le pesaban, no podía cerrarlos sin sentir arenilla en ellos.

     Su cuerpo parecía pesar más que nunca en ese momento. Si tuviera que describirse en ese mismo instante, diría que es un saco de plomo, difícil de levantar. Incluso si lo pusieran de pie, caería sin control alguno. Se sentía tan pesado y cansado que dudaba que pudiera levantarse o hacer algo para que el sueño regresara.

     En cambio, su mente, en vez de estar adormecida por el cansancio, iba a toda velocidad con sus pensamientos. Esa voz malamañosa no dejaba de repetirle una y otra vez lo mal que se había comportado con su pequeña familia. Ella era el juez y él el acusado que debía bajar la cabeza y aceptar todos sus cargos como el culpable que era.

     Le repetía constantemente, mientras recuerdos eran expuestos como un carrete de película, lo abandonada que había dejado a su familia solo para centrarse en sí mismo. Viéndose, en la pantalla de sus memorias, sentado en su estudio hundido por horas y horas, sin descansar.

     El juez abría su libro y señalaba lo qué hacía en este momento. YoonGi cerraba sus ojos y negaba con la cabeza, intentando borrar todo de su mente, pero la voz seguía ahí, reclamándole por ocultarse, por esconderse, por huir. Pero él solo había querido poder olvidar todo lo que sentía. Reprimir todo lo que lo unía con esa parte de su existencia.

     Sin embargo, si era sincero consigo mismo, nunca había odiado su vida en esa pequeña cabaña. En realidad, era un tesoro. Sus recuerdos allí eran los más preciosos que tenía. Todos estaban llenos del amor de sus abuelos y de su madre. Y de su padre cuando lo visitaba. Pero si era verdad que ese mismo lugar lo había empujado a experimentar cosas que jamás imaginó.

     Perder a un ser querido cuando era solo un niño y volver solo para repetir una historia similar, hacía que su pecho se apretara. Era increíble como ese pequeño pueblo guardaba sus recuerdos más felices y los más dolorosos.

     Con solo mirarlos en ese carrete en su cabeza, YoonGi se sentía ahogarse. Era como tener todo un océano en su interior, y él tenía un ancla en su pierna que no dejaba de empujarlo hasta el fondo. No importaba cuántas veces mirase alrededor, todo se veía oscuro. No existía la luz que guiara su camino.

     Sentir todo eso, más despierto que nunca, lo desconcertaba. Ser consciente de lo hundido que estaba lo desesperaba, pues tampoco encontraba un salvavidas que lo diera un impulso para tomar un poco de aire. Ahora, que todo ello viniera por el fallecimiento de su abuela le daba otra sensación.

     Aquella agridulce nostalgia lo abrazaba con ternura desde que había puesto un pie en la cabaña. Cada espacio que miraba, cada olor que percibía no hacía más que traerle un recuerdo tras otro. El golpe era seco y directo en un punto débil. Se encontraba en este cuadrilátero recibiendo silenciosamente los golpes de su juzgador interior. Apenas tenía tiempo para cubrirse cuando otro dolor punzaba sin clemencia. Y aunque todo eso estaba ocurriendo dentro de su cabeza, él se veía impasible por fuera.

     Acostado en la cama de su antigua habitación, YoonGi tenía sus ojos fijos en el techo. Sus manos estaban hechas puños a cada lado de su cuerpo en tanto seguía castigándose a sí mismo por lo egoísta que fue y que, aun ahora, sigue siendo. Para este punto, y a pesar de lo tenso que se encontraba, nadie nunca podría saber la pelea que se desarrollaba en su interior.

Ave del invierno ❄ [y.m]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora