I

61 5 0
                                    

Los meses habían pasado y Ririka no volvió a escuchar del señor Saotome en ningún lado, había dejado de apostar debido a eso, sin embargo seguía rondando las instalaciones.

En ocasiones hablaba con Sayaka sin acercarse demasiado a los establos, solo para que le dijera cómo estaban los caballos.

Algunas ocasiones Kirari la iba a buscar allí, sabiendo que era el lugar más seguro para encontrarla, fueron esas ocasiones que Ririka se dio cuenta que Sayaka miraba de una forma especial a su hermana, pero esta no lo notaba.

Cuando estaban en el último mes del año Ririka vio al caballo del señor Saotome en el establo, lo que la sorprendió, así que se aseguro que Sayaka no estuviera cerca y fue con el animal.

—Hola— dijo sonriendo y acariciándolo.

Se sintió relajada al sentir como el caballo relinchaba al verla.

—No me has olvidado— siguió acariciándolo.

—¡Oye!, ¡¿qué crees que haces?!— escucho una voz femenina.

Al darse la vuelta, allí estaba una chica de más o menos su edad de cabello rubio y ojos café claro, tenía el ceño fruncido.

—¡¿No me escuchaste?!— dijo la chica.

—Si, conozco al caballo y él a mí pero... ¿quién eres tú?.

—Soy Mary, Mary Saotome.

—Pero el señor Saotome dijo que no tenía hijos— dijo sorprendida.

—La estás viendo preciosa, su única hija soy yo.

Ririka se sonrojo que le dijera así pero agradecia tener su máscara para ocultarlo.

—Ahora, ¿podrías dejar a mi caballo?— dijo acercándose al animal.

Pero el caballo relincho y movió la cabeza con brusquedad como diciendo que estaba en desacuerdo con que Ririka se fuera.

—Wow, cálmate muchacho— le dijo Mary.

Ririka se levantó un poco la máscara para soltar una risita pero no se lo quitó, luego le acercó la mano al animal y este se calmó de inmediato.

—Le agradas— dijo la rubia sorprendida.

—Nos conocemos desde hace un año— le explicó la peli plateada— al igual que el señor Saotome.

—Ririka, no puedes estar aquí— la regaño Sayaka al verla.

—Ya me voy— suspiro pesado— ¿quien va a correr?— le preguntó a Mary antes de irse

—Yo lo haré— respondió.

—Apostaré por ti— le dijo Ririka y se fue de allí corriendo para evitar que Sayaka le hiciera algo.

La rubia negó con la cabeza— que rara— dijo, el caballo relincho como si estuviera enojado— oye, no te desquites conmigo— lo sostuvo de las riendas.

Aquel día cuando la presentaron como la hija desconocida del señor Saotome, Mary lo ignoro por completo, si bien siempre le pertenecio el apellido, se había acostumbrado a llevar solo el de su madre, sin embargo quedó en segundo lugar en su primera carrera en aquel recinto, realmente esperaba ganar pero no se decepciono, sabía que era nueva allí y debía acostumbrarse a los competidores que llevaban más tiempo que ella corriendo en aquel recinto.

Al volver al establo correspondiente del caballo, Kirari estaba allí.

—Veo que has perdido Saotome.

—Ah, Momobami, no, no perdí, un segundo lugar no es perder.

—Me conoces— sonrió divertida.

—Por favor, se que mi padre te llamó para informarte de mi llegada y participación, es por eso que me conoces y yo a ti sin habernos visto alguna vez.

De Amores y ApuestasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora