El diablo en el trono

Capítulo 31

Capítulo 31

El Kaiser resultó parecerse mucho a sus pinturas, para mi sorpresa. Estaba bañada, vestida y lista para reunirme con él en privado en poco tiempo. Un largo bigote de manillar que estaba cuidadosamente engrasado, cabello oscuro peinado, ojos color avellana que yo llamaría 'piercing'. Llevaba un uniforme de estilo militar adornado con honores que no estaba seguro de si se había ganado o no, y caminaba con el paso nítido de un hombre de larga herencia militar.

Nos reuníamos "solos" en un ala privada del palacio sin que ni siquiera Visha me atendiera. Una sola mesa yacía en una gran habitación vacía, con solo dos sillas, una pequeña comida, una botella de vino y una taza de café, y tazas para ambos. La comida fue, afortunadamente, del Imperio. "La comida de la Commonwealth es horrible ". Pensé mientras el olor de la rica comida del Imperio flotaba en mi nariz.

También había una pila de papel y varios bolígrafos listos para nuestro uso para elaborar los conceptos básicos de nuestro acuerdo.

Cuando se acercó, esperé junto a mi silla. Extendió la mano. Vi la chispa de reconocimiento en sus ojos y subió un nivel en mi estimación. Él conocía mi rostro, probablemente de mi tiempo al servicio del Imperio, y lo recordaba incluso después de todo este tiempo.

"Primo". Lo saludé con un título familiar, en lugar de real, y lo miré mientras le estrechaba la mano. "Por favor, siéntate". Dije y nos sentamos en la mesa íntima, aunque espartana.

"Estoy seguro de que ha sido un viaje largo, así que pensé que deberíamos comer primero". Le dije: "No me gustaría que pensaras que soy un mal anfitrión, no después de que el Imperio me cuidara tanto durante toda mi vida". Sonreí tan agradablemente como pude.

"Me alegra que lo veas de esa manera". Dijo, tenía lo que yo consideraría como una "voz noble" profunda y rica, "Fue desafortunado perderte como lo hicimos, pero ... los gobernantes aquí eran familia, incluso si nuestras naciones estuvieran en desacuerdo, y no vería morir sus instituciones sagradas".

"Puedo entender eso". Dije, empatizando con un gesto de arrepentimiento. "Ojalá los hubiera conocido, pero... como bastardo, tal vez nunca lo hubiera hecho de todos modos".

"Alfred era un niño apasionado, por lo que sabía de él, propenso a desafiar las tradiciones. Creo que te habrían visto un... vida más fácil. Pero construiste uno de los tuyos en el Imperio, tu antigua unidad, la 203ª, ha sido enviada a los enclaves de la República en el norte de África para ayudar a derribarlos. Se están absolviendo honorablemente, estarías orgulloso".

Mi estimación de él bajó un poco. Incluso si yo era miembro de su ejército, no tenía necesidad de saber que, dar información de ese tipo era un acto de sentimiento. Lo preocupante del Emperador era esto ... Era débil en la forma en que se presentaba. Un día fue amigo de los trabajadores, al siguiente mecenas de las artes, después de eso capitán de industria. Quería ser todo para todos y, por lo tanto, a pesar de toda su estima, solo el Canciller de Hierro lo mantuvo enfocado el tiempo suficiente para ser efectivo en cualquier cosa.

Ese hombre era la columna vertebral de mi primo. Y ese hombre no estaba aquí.

Tenía dos objetivos. El primero era asegurar una paz efectiva y estable a largo plazo. Sabía que esto tenía que satisfacer no solo a Albion, sino también al Imperio, porque si no lo hacía, estaría preparando el escenario para otra guerra y otra excusa para que Ser X se jodiera con mi intento de una vida cómoda.

Durante unos minutos charlamos ociosamente sobre varios asuntos, economía, vacaciones que queríamos tomar pero no pudimos, preocupaciones internacionales como la Federación Rusa, sin mencionar a los estadounidenses. Eran una fuerza titánica. En mi viejo mundo, eran fuertemente aislacionistas, en este, esa racha de aislamiento estaba presente, pero mucho más débil.