𝑻𝒓𝒆𝒂𝒕

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𝟏𝟏 𝒅𝒆 𝒂𝒃𝒓𝒊𝒍, 𝟏𝟕:𝟏𝟖

G— ¡No puedes seguir enfadado conmigo!

- ¿Quieres apostar?

G— Tienes que entender que tampoco es culpa mía que eso pasara.

- Oh, ¿entonces no es culpa tuya que cuando fui a tu habitación haya encontrado a dos desconocidos follando?

G— ¡Por supuesto que no!

- Tu les diste tu llave, obvio es culpa tuya, además esos idiotas ni siquiera ponen seguro. Yo pensando que te estabas ahogando y resulta que ni siquiera estabas ahí. Que vergüenza.

G— Bueno, lo siento.

- ¿Cómo puedes dormir en el mismo colchón por la noche? Que asco [hace una mueca]

G— Meh, podría ser peor, de todas formas ¿por qué estabas llendo a mi habitación en primer lugar?

- Mike está empezando el nuevo tratamiento que nos dieron hace dos semanas porque ya se recuperó del resfriado que tenía, estos primeros días está más cansado de lo normal y se la pasa durmiendo. Yo me aburría demasiado y tampoco contestabas mis mensajes así que pensé en ir a verte.

G— Lindo detalle.

- Pero la visita se fue a la mierda cuando, por pensar que te estabas ahogando y entrar a ayudarte, vi a esos desconocidos en tu colchón.

G— Ya para de mencionarlo, se vuelve cada vez más incómodo. Además ya han pasado dos días, supéralo.

- Cállate.

Desde el comedor en el que se encontraban inicialmente llegaron a la habitación del oji-verde.

G— ¿Bueno y que habías pensado que podíamos hacer para matar el aburrimiento, sabiondo?

En el instante en el que el mayor abrió la puerta el menor se quiso matar.
Literalmente.
Un poco exagerado, pero era un sentimiento que experimentaba el menor ante tal grado de desorden.
No importaban los cinco pasos de distancia en los que se encontraba del chico y del cuarto, el simple hecho de ver tanta desorganización lo sofocaba.

- No puede ser. [Sorprendido]

Todo en el cuarto gritaba desorden.
La cama desecha, los zapatos descolocados, la ropa sin doblar, los cuadernos abiertos en cualquier lugar, los lápices desperdigados fuera de su estuche, el chaleco aflo en el suelo y el carrito de medicinas sin separadores para su día correspondiente.
El TOC del menor iba a estallar.

G— ¿Estás bien? Parece que te va a dar una neurisma. [En el marco de la puerta abierta]

- ¿Dónde está tu regimen médico?[Tartamudeando nervioso]

G— No creo que sea asunto tuyo, [Buscando en la habitación] pero toma.

Aquel papel estaba lleno de dibujos y colores.
Andrés resistió el impulso de romperlo.

- Dios mío me voy a morir.

G— No seas exagerado.

- Necesito que me dejes hacer algo o no voy a poder dormir.

G— ¿De que rayos estás hablando?

𝑺𝒕𝒂𝒚 𝑨𝒘𝒂𝒚⟲ 𝑺𝒑𝒂𝒓𝒕𝒐𝒓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora