6. Zayn.

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 —¿Por qué lo hiciste, Zayn?

El cristal se sentía congelado contra mi frente mientras me apoyaba en la ventanilla, observando el paisaje pasar sin detenerse al otro lado. El espejo retrovisor me devolvió la mirada desde el exterior, mostrándome un reflejo de rojizos e hinchados ojos y mejillas manchadas de lágrimas. Había llorado hasta que mi garganta dolió y un nudo se formó en ella. Ahora solo me sentía entumecido, como si un interruptor hubiese saltado en algún lugar dentro de mi, apagando mis emociones por un momento.

Había soñado con vivir este momento miles de veces en los últimos siete años. Recreé la posible escena en mi mente una y otra vez, pensando en las distintas reacciones que sería capaz de mostrar de tener la oportunidad de ver a mi hijo nuevamente. En mi mente siempre me acercaba a abrazarlo, lo mantenía contra mi pecho apretadamente, sintiendo su calor contra mi cuerpo mientras besaba su suave cabello, prometiéndole una y mil veces que jamás permitiría que fuésemos separados nuevamente.

Pero, como siempre, las cosas no habían salido del modo en que yo había planeado.

Mis planes jamás parecían ir como yo deseaba. No había logrado seguir la carrera artística que siempre había soñado, teniendo que conformarme con ser docente, que aunque me gustaba, no era lo que había pensado para mi. Mi pareja perfecta, al menos el Alfa que había pensado estaba hecho para mi, en su lugar había resultado ser un bastardo sin corazón que me arrojó a un lado en la primera oportunidad. Y para terminar, todos mis planes de una vida feliz con mi bebé se habían ido al infierno cuando algunas personas sin corazón me lo había arrebatado.

¿Por qué esto tenía que ser diferente?

—¿Zayn? —Harry insistió. Porque si hay algo que él siempre había sido, era terco.

Giré la mirada, sintiéndome adormecido—. ¿Que respuesta buscas?

Miró la carretera un momento antes de echarme un vistazo—. Una sincera. —dijo—. ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué me detuviste?

—¿Que querías que hiciera?

—Ayudarme a detenerlos, hacer algo. Esperaba que hicieras algo, aunque solo fuese gritar y llorar —frunció el ceño—. No tuviste ninguna reacción, ¿por qué?

Me encogí suavemente de hombros, volviendo a mirar el exterior.

—Ese pequeño es tu hijo, lo sabes, ¿no? —su voz sonó extrañamente suave—. No hay ninguna duda en mi mente de que es él, es tu bebé.

—No puedes estar seguro, han pasado siete años, Harry. Y apenas logramos verlo unos segundos cuando nació. No puedes decir con seguridad que se trata del mismo niño.

—¿Me dirás que todo lo que tienen en común es mera coincidencia?

—Te diré que no estoy seguro. —susurré—. No estoy seguro de nada, en realidad.

—¿Enserio? ¿Cuántos niños llamados "Rainy" conoces? ¿Cuántos que tengan siete años exactos? ¿Y que hayan nacido bajo la misma enorme tormenta que tuvimos que atravesar para llegar al hospital? Y eso sin contar con que es la copia al calco de ti, Zee. Es idéntico a ti, no lo puedes negar.

—No lo niego, pero, tengo dudas.

—Zayn —presionó.

Suspiré derrotado—. Lo sé, Harry, lo sé.

—Entonces, si lo sabes, ¿por qué lo dejaste ir?

Cerré los ojos un momento, reproduciendo la escena fuera del edificio del colegio en mi mente una y otra vez, recordando la carita empapada en lágrimas de Rainy cuando Harry quiso tomarlo de los brazos del Alfa.

Rainy |Ziam| PausadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora