Capítulo 4

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TYLER

Los ojos divertidos de Adler me miran mientras mi cuerpo no para de temblar por todos los toques que he recibido y los que me esperan porque no pienso ceder.

– eres jodidamente terca muñeca, así no te irá nada bien.

Se acerca a mí pasando el artefacto por toda mi cintura mientras yo lo miro con odio.

– ¿vas a limpiar?

– ¿estáis sordos? He dicho que si quieren que les limpien que lo haga su madre.

Rueda sus ojos y aprieta el botón que hace que la vara suelte toques que me tocan cada nervio de mi cuerpo.

– me gusta bastante este aparato, nunca lo había usado. Fue una buena inversión.

Comenta y vuelve a apretarlo tantas veces contra mi que no puedo más, no puedo aguantarlo. Me siento muy mal. No he comido y estoy débil pero no por eso voy a ceder a sus caprichos, se van a arrepentir de haberme traído.

~•~

Adler encontró la solución inalámbrica de su jueguetito. Ahora tengo en el cuello un collar de perra que suelta toques cada vez que él aprieta el puto mando a distancia.

– joder ¿tienes esa resistencia en la cama también? si no fueras una puta traidora te probaría.

– yo no dejo que tú me toques ni con un palo.

Aprieta nuevamente el botón y yo tengo que contar hasta mil para no chillar y mantenerme en mi posición. He sentido como mis uñas han atravesado la piel de mi mano hasta desgarrarla un poco, cada vez que me dan una descarga clavo las uñas en la palma de mis manos intentando mantener el control.

Lo único que me preocupa es que estos toques pueden ser dañinos para mi salud. Si no me mata esta gente, lo hará la corriente.

~•~

No puedo, ya no aguanto. Mi orgullo sufrirá un golpe terrible cuando de mi boca salgan las palabras que acabarán con mi tortura. Es más de medio día y me duele cada célula de mi cuerpo, estoy segura que esto me traerá alguna afectación en mi salud sin duda.

– para.

Digo en un hilo de voz que claramente Adler ha oído.

– ¿disculpa?

Levanto mi cabeza y lo observo con determinación para no perder el poco orgullo que me queda.

– he dicho que pares.

– ¿limpiaras?

Paso saliva tragando todas mis emociones y asiento. Adler sonríe y asiente.

– bien, te traeré lo necesario.

Se va y vuelve a los pocos minutos con cubos, mangueras, cepillos y muchos más productos de limpieza. Obviamente me jode hacer lo que ellos quieran pero no estoy dispuesta a dejar mi vida en sus manos.

– primero cepillarás a los caballos, luego los sacarás afuera y limpiaras todo este lugar.

Asiento y se acerca a mí para desatarme. Cuando me deja en libertad aún puedo sentir la presión de la cuerda contra mi cuerpo. Mi blanca piel se encuentra marcada de un color rojo que ya va de camino al morado en los lugares dónde se encontraba la cuerda. Estoy tan débil que no puedo levantar casi los brazos.

– será mejor que te apresures si quieres terminar antes del anochecer. Si no lo logras habrá castigo para ti.

Me muerdo la lengua por primera vez en mi vida y comienzo a asear a los caballos.

Por Error Donde viven las historias. Descúbrelo ahora