Estro.

4. Final

"Todas las acciones tienen una consecuencia, siempre la tendrán"

Todo se estaba viniendo abajo, una decisión tomada desde el egoísmo que lo nubló, una avaricia desmedida que ahora era cobrada con creces; el arrepentimiento siempre llegaba en algún punto para recordarte que anteponerse a si mismo por el sobre el bien de los demás sería algo que pagarías.

La vida muchas veces es un das y recibes, no se mide, simplemente da lo que considera que te mereces.

¿Pero lo que había hecho se merecía esto?

Ningún ser humano se merecía nada de lo que estaba viviendo en ese momento.

Las lágrimas se negaban a salir, no podía llorar no debía hacer; no enfrente de ella. Se odio a sí mismo en aquel momento, cuán egoísta estaba siendo, pero...

Acaso, ¿no merecía ser feliz?

Sentía que con el correr del tiempo el oxígeno de faltaba cada ves más en sus pulmones, y como las emociones se amotinaban buscando poder salir en algún momento. Se sentía inútil, tanto trabajo y no podía saber una vida.

Ante su vista todo lo que en algún momento formó parte de su felicidad se desvanecía, todo se pixelaba, desaparecieron frente a sus ojos cada una de ellas y mientras corría con su hija entre sus brazos, Peter le seguía detrás.

Quería rescatarla.

Pedirle perdón.

Redimirse de su decisión.

Pero el tiempo estaba en su contra, y sin poder decirle las tantas cosas que quería que su hija escuchara se quedó en un querer, por que la pequeña omega se desvaneció en sus brazos llevándose una parte de su corazón.

Todo se había acabado, aquel agujero se estaba llevando todo, hasta el último cimiento; su hija ya no existía.

Su ambición había acabado con un universo.

El universo donde había sido padre.

Se había congelado.

El tiempo se detuvo, y él también.

Todo se desvanece bajo sus pies, los recuerdos que no pensó atesorar ahora se volvían lo único verdaderamente valioso; y lo que pintaba su sonrisa ahora ya no estaba.

— Miguel, debemos irnos — Peter hablo a sus espaldas, él omega aún seguía ahí.

No lo vio.

— Vete tú — hablo sin mas, no quería a nadie cerca. No por ahora.

Peter camino hasta Miguel, trato de tocarle el hombro, quiso tranquilizar al alfa con su feromona, empatizar ante la situación pero su acción fue rechazada con un fuerte manotazo.

— Miguel —

— Peter — un aroma pesado, el iris rojizo haciéndose presente y aquella mirada intensa.

Él omega asintió, activo su brazalete y se desapareció.

Un grito ahogado.

La frustración corriendo por cada una de sus venas, y el inmenso abismo de soledad que lo espera le demuestran que no merece ser feliz.

El universo conspira en su contra y le enseña que el egoísmo no es algo que pueda permitirse, activa su brazalete y desaparece de el mundo donde vivido su vida.

Ahora solo era una línea multiversal que había colapsado, y todo era su culpa.

- Tiempo después del colapso