Al día siguiente, en una mañana nublada, Kyoko buscó desesperadamente la caja de cigarrillos y el encendedor. La anciana Kaede no se encontraba. La joven salió en dirección al bosque. "No ... ¿y si me encuentro a otra criatura? Puede que esta vez nadie me salve ... pero en el camino al pozo no hay ninguno. Si me niego a pisar el bosque ... nunca podré superar lo que sucedió ayer. Yo debo ... debo ir"
Con un cosquilleo desagradable entre su estómago y su pecho, daba pasos temblorosos. A la vez caminaba rápido, muy rápido. Cuando al fin llegó, se detuvo en seco y tocó su pecho con el puño. Su corazón acelerado, golpeando sin detenerse. Levantó su otra mano para ver la caja y el encendedor.
Agarró el pequeño objeto, y justo cuando salió la llama, fue apagada por una gota de agua. Ella subió la cabeza y otra gota calló en su nariz, luego otra en su hombro. Así comenzó a llover y ella a llorar. Sollozaba silenciosamente, de pie frente al pozo, observándolo.
Colocó el cigarrillo en su boca, e intentó encenderlo una vez más, pero el agua frustraba todos sus intentos. Comenzó a hipear y gemir, deseando desaparecer. Dándole patadas a la madera del pozo, puñetazos al marco que le hicieron heridas.
Estuvo a punto de dar el siguiente golpe con una fuerza capaz de fracturar su muñeca, pero esta fue agarrada en el aire con una áspera mano ajena. Asustada, se giró, para encontrarse con el mismo hombre que tiempo atrás la salvó de caer en el pozo. Él la soltó y agarró con agresividad el cigarro en su boca.
Misako estiró su mano casi de manera inconsciente para agarrar el objeto, pero él lo levantó aún más y con sus dedos lo partió a la mitad y lo lanzó por el pozo. La chica abrió grande los ojos sin parar de llorar. Se giró hacia él y bajó la cabeza. Le dio un empujón con ambas manos en el pecho, pero él no reaccionó.
- ¡¿Por qué lo hiciste?! - cuestionó realmente enojada. El sujeto no habló. Ella bajó sus manos y continuó hipeando - Ese era el último - agregó con un hilo de voz.
- Algo me dice que eso te hace daño.
- ¡Y eso a ti que te importa! ¡Si quiero hacerme daño es mi problema! ¡Tú qué sabes!
Seshomaru no respondió. Ella continuaba desbordándose en lágrimas. Calló al suelo para sentarse recostada al pozo mientras sostenía su cabeza con ambas manos.
- ¿Por qué me pasó esto a mi? ¿Por qué tuve que entrar a ese maldito templo? - su voz se quebraba cada vez más - ¡¿Por qué ella si puede regresar y yo no?! ¡Yo no pedí estar aquí! - Seshomaru tomó la extraña decisión de tomar asiento a su lado sin mirarla directamente - Soy débil, soy solo una adolescente tonta que creyó que sería bueno irse de casa. ¡Carajo! - hizo una pausa de unos segundos - Tengo miedo ... tengo miedo de quedarme aquí ... y morir. Siento que todo a mi alrededor me podría matar, ¡incluso tú podrías hacerlo justo ahora! Y yo no sería capaz de hacer nada. ¿Era mucho pedir ser feliz? ¡Yo solo quería que alguien me reconociera! ¡Yo quería amigos! ¡Quería que mamá me sonriera! ¿Eso es mucho? - paró de nuevo para gemir - Ya no quiero estar aquí ...
Seshomaru la escuchó atentamente, interiorizando cada palabra. Se mantuvo callado por algunos segundos luego de que ella dejó de hablar. - ¿Por qué te sientes así? - Ella no lo conocía lo suficiente para percatarse de lo especial que era esa pregunta proviniendo de él.
- ... Mi madre ... no me odia, es algo peor que eso, no le importo. Una vez me fui de casa por tres días, tenía 13 años, quería que ella se preocupara por mi, pero ni siquiera colocó carteles de búsqueda o le avisó a las autoridades, simplemente regresé y ella continuó igual, no hubo ningún reproche, nada. Solo me decía algo relevante si hacía algo mal en la escuela, algo relacionado a mi rendimiento. Hice cosas malas durante un buen tiempo, tratando de captar su atención ... nunca me dijo algo al respecto. - se detuvo para tomar aire - Decidí escapar de casa de una vez, sin llevarme nada mío, ni dinero, ni ropa. Soy estúpida, ¿verdad? Decidí dormir en un templo y terminé cayendo por un pozo que me trajo a esta época. Acostumbrarme no fue fácil, pero al fin comenzaba a aceptarlo y luego ... - las lágrimas volvieron a salir sin control - estuve a punto de morir por culpa de un demonio, uno que ni siquiera era fuerte en comparación a otros ... ¿por qué tienen que existir esas cosas? ... Soy solo una humana débil sin posibilidad de defenderse ... no quiero ... no quiero morir.
El demonio a su lado no dijo nada. Pero no se negaría empatizar con ella, al menos un poco, su madre también fue bastante indiferente con él, una de las razones por las que no disfruta verla hoy en día. - ¿Y tu padre? - Si, tenía curiosidad por ella, se permitiría indagar un poco, después de todo, esa chica no lo conocía, no sabía la actitud que se supone él debía tener.
- Ah, no lo sé - su voz se calmó, tomó aire - Debe estar envejeciendo por ahí, quizás se volvió a casar, ni siquiera sé si está vivo. Se fue de casa poco después de que nací y mi madre me echó la culpa. Pero ella mantenía ciertas apariencias con su círculo social, por lo que se negó a abandonarme. - Guardó silencio por poco tiempo - ¿Qué hay de ti? - la pregunta lo tomó desprevenido y ella lo notó - Acabo de desahogar todas mis penas contigo, ahora sabes más de mi que cualquiera que conozca en esta época. Acabas de ver una parte de mi actitud que no debía mostrar. Por eso pregunto, ¿qué hay de ti?
Él entendía la pregunta, ella quería saber sobre su vida de la misma manera, quería que el trato fuera recíproco y complacer ese deseo era algo que tiempo atrás no hubiera hecho. - Mi madre tampoco me prestaba mucha atención. Mi padre la engañó con una humana. Una vez él murió heredé las tierras del oeste y mi madre se fue a su castillo en las nubes. Pero ahora no estoy ocupando esas tierras heredadas, solo paso a revisar su estado cada cierto tiempo.
- ¿Ahí es donde fuiste cuando dejaste a Rin aquí? - él asintió. Realmente ella no sabía lo que él acababa de hacer,la manera en que se acababa de exponer ante ella. Porque para ella ese demonio no era "El Gran Seshomaru", solo era Seshomaru, a quien lo introdujeron como "el hermano de Inuyasha" y si era poderoso o no, no le importaba. - Probablemente tengas suficiente sentido común para intuirlo, pero por si acaso te lo voy a decir: No le digas a nadie lo que te confesé, por favor. Yo tampoco hablaré sobre lo que me dijiste, pero supongo que eso también lo sabes.
Él la miró a los ojos, ambos se quedaron así por un rato, observando las pupilas contrarias, hasta que Kyoko dijo "Gracias ... por romper el cigarro", a lo que Seshomaru solo asintió.
La lluvia continuaba callendo sin detenerse. Kyoko inclinó la cabeza hacia atrás y se apartó el cabello de la cara, dejando que su flequillo se pegara al resto de su cabello en la parte superior de su cabeza por la humedad, y descubriendo su frente. Fue en ese momento, cuando dejó todo su pelo hacia atrás, que Seshomaru notó en sus ahora visibles orejas, la gran cantidad de pendientes y unos diminutos hoyos al final de su ceja izquierda.
La joven se puso de pie, seguida del demonio. - Lamento el drama que lo hice ver señor Seshomaru. Gracias por todo. - se inclinó en una corta reverencia y se despidió, dirigiéndose hacia la aldea y él elevando su vuelo hacia una dirección desconocida para ella.
[•••]
Me gustaría hacer ciertas aclaraciones.
Seshomaru no sabe lo que es el tabaco, porque este llegó a Japón el 1570. El periodo sengoku comienza en 1467 y termina en 1568. Y considerando que la "época actual" de la serie toma lugar en el año 2000, este sengoku es directamente el año 1500.Aquí dejo una foto de Kyoko a los 13 años.
Un cabello muy mal cortado por ella misma, ¿no creen?
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Sálveme Señor _ Seshomaru x lectora (CANCELADA)
FanficKyoko quiso escapar y terminó en un lugar aún peor, sin manera de defenderse ni de regresar por mucho que rezara. Ella quería ser salvada