𝑹𝑶𝒀𝑨𝑳𝑻𝒀-𝑷𝒓𝒐𝒍𝒐𝒈𝒐

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ᴛɪʟʟ ᴛʜᴇ ʙᴀᴛᴛʟᴇꜱ ᴡᴏɴ'ᴛɪʟʟ ᴋɪɴɢᴅᴏᴍ ᴄᴏᴍᴇɪ'ʟʟ ɴᴇᴠᴇʀ ʀᴜɴʙᴇꜱᴛ ᴛᴏ ɢɪᴠᴇ ᴍᴇ ʏᴏᴜʀ ʟᴏʏᴀʟᴛʏ'ᴄᴀᴜꜱᴇ ɪ'ᴍ ᴛᴀᴋɪɴɢ ᴛʜᴇ ᴡᴏʀʟᴅ ʏᴏᴜ'ʟʟ ꜱᴇᴇᴛʜᴇʏ'ʟʟ ʙᴇ ᴄᴀʟʟɪɴɢ ᴍᴇ, ᴄᴀʟʟɪɴɢ ᴍᴇᴛʜᴇʏ'ʟʟ ʙᴇ ᴄᴀʟʟɪɴɢ ᴍᴇ ʀᴏʏᴀʟᴛʏ

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ᴛɪʟʟ ᴛʜᴇ ʙᴀᴛᴛʟᴇꜱ ᴡᴏɴ
'ᴛɪʟʟ ᴋɪɴɢᴅᴏᴍ ᴄᴏᴍᴇ
ɪ'ʟʟ ɴᴇᴠᴇʀ ʀᴜɴ
ʙᴇꜱᴛ ᴛᴏ ɢɪᴠᴇ ᴍᴇ ʏᴏᴜʀ ʟᴏʏᴀʟᴛʏ
'ᴄᴀᴜꜱᴇ ɪ'ᴍ ᴛᴀᴋɪɴɢ ᴛʜᴇ ᴡᴏʀʟᴅ ʏᴏᴜ'ʟʟ ꜱᴇᴇ
ᴛʜᴇʏ'ʟʟ ʙᴇ ᴄᴀʟʟɪɴɢ ᴍᴇ, ᴄᴀʟʟɪɴɢ ᴍᴇ
ᴛʜᴇʏ'ʟʟ ʙᴇ ᴄᴀʟʟɪɴɢ ᴍᴇ ʀᴏʏᴀʟᴛʏ

ᴛɪʟʟ ᴛʜᴇ ʙᴀᴛᴛʟᴇꜱ ᴡᴏɴ'ᴛɪʟʟ ᴋɪɴɢᴅᴏᴍ ᴄᴏᴍᴇɪ'ʟʟ ɴᴇᴠᴇʀ ʀᴜɴʙᴇꜱᴛ ᴛᴏ ɢɪᴠᴇ ᴍᴇ ʏᴏᴜʀ ʟᴏʏᴀʟᴛʏ'ᴄᴀᴜꜱᴇ ɪ'ᴍ ᴛᴀᴋɪɴɢ ᴛʜᴇ ᴡᴏʀʟᴅ ʏᴏᴜ'ʟʟ ꜱᴇᴇᴛʜᴇʏ'ʟʟ ʙᴇ ᴄᴀʟʟɪɴɢ ᴍᴇ, ᴄᴀʟʟɪɴɢ ᴍᴇᴛʜᴇʏ'ʟʟ ʙᴇ ᴄᴀʟʟɪɴɢ ᴍᴇ ʀᴏʏᴀʟᴛʏ

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«¿Dónde demonios estoy?»

Mis ojos sólo captaban oscuridad, una que parecía envolverme en un abrazo frío y un tanto desesperante. Di unos pasos, esperando encontrar algo que me diera una pista, pero... no. Parecía que caminaba en círculos, aunque juraba que iba en línea recta. Genial, esto se estaba convirtiendo en el peor paseo de mi vida, si es que todavía tenía una.

Suspiré con frustración. "Perfecto", pensé, "no sólo estoy perdida en una oscuridad infinita, sino que además no tengo ni la menor idea de cómo llegué aquí." Lo último que recordaba eran destellos de luces, balas volando a mi alrededor y... nada más. El típico jueves, vaya.

Me quedé quieta, esperando que algo, cualquier cosa, sucediera. Y entonces, escuché voces. Miré a todos lados, pero el eco hacía imposible saber de dónde venían. Giré la cabeza, y ahí estaba: una luz, pequeña al principio, pero creciendo rápidamente. Cerré los ojos, tapándolos con el brazo justo cuando la luz se hizo tan brillante que me cegó por completo.

- ¡Diana, por favor, puja un poco más!

«¿Diana?», pensé, sin entender nada.

Cuando bajé el brazo, ya no estaba rodeado de oscuridad. Ahora me encontraba en una habitación que parecía sacada de una novela victoriana, con cortinas elegantes y muebles dorados. Lo más extraño de todo era que... había una mujer dando a luz justo delante de mí.

- ¡Ya está saliendo! -gritó una señora con un vestido que parecía una lámpara, saltando de la emoción- ¡Es una niña!

Me quedé boquiabierta mientras la señora recogía al bebé. La otra mujer, la que estaba dando a luz, miraba todo con una mezcla de alegría y cansancio.

- ¿Por qué... por qué no llora? -preguntó con voz débil.

Ambas mujeres observaron a la recién nacida, que no hacía el menor sonido. Justo cuando la madre estaba a punto de decir algo más, soltó un pequeño grito.

- ¡Lily, creo que hay otro!

«¿Otro?». Esto empezaba a parecerse más a una mala telenovela que a un parto.

La mujer de cabello castaño envolvió rápidamente al primer bebé en una manta y se preparó para recibir al segundo. Y sí, unos minutos después, otra niña nació. Esto parecía un espectáculo de magia más que un parto. ¿Y yo qué pintaba en todo esto?

- La mayor será Karina de Alger Obelia y la menor, Athanasia de Alger Obelia -dijo la madre, con una sonrisa agotada pero llena de amor. Casi me sentí mal por lo que estaba a punto de pasar.

- Lily... cuida de mis hijas.

Y con esas últimas palabras, la madre cerró los ojos y dejó de respirar. Había muerto.

La otra mujer, Lily, miró al bebé que no lloraba, desesperada por intentar reanimarla. Después de un rato, aceptó la derrota y la colocó junto a su madre, como si fuera un adiós lleno de dolor.

De repente, las puertas se abrieron de golpe, y entró un hombre apuesto, rubio, con la ropa manchada de sangre. Oh, aquí viene el drama. La mirada que le lanzó a Lily fue tan cargada de odio que hasta yo, una simple espectadora, sentí un escalofrío.

- Athanasia... -dijo con voz grave, pero deteniéndose justo antes de hacer algo que, no estoy segura, parecía bastante siniestro. Aparentemente, eso fue suficiente para evitar que algo malo ocurriera, porque se fue en silencio.

Y yo... bueno, yo me quedé ahí, viendo toda la escena con una mezcla de confusión y curiosidad. Esto era... demasiado raro. Me pasé la mano por el cabello, intentando calmarme. Me acerqué al cuerpo de la madre, Diana. Tenía que admitirlo: incluso muerta, era hermosa. Me incliné hacia la bebé, pero cuando intenté tocarla, mi mano la atravesó como si fuera un fantasma. ¿Qué diablos...?

Decidí probar mi nueva habilidad de atravesar cosas, cuando de repente la puerta se abrió de nuevo. Otro hombre entró, este con el cabello negro y largo, y un rostro tan perfecto que parecía esculpido por los dioses. Se acercó a la cama y observó a las dos figuras inertes.

- Genial, ¿y ahora qué? -murmuré, sin que nadie me escuchara.

El hombre tocó el cuerpo de la mayor, Karina, y justo cuando estaba a punto de descubrir algo, la luz volvió a cegarme.







...







«¿Pero qué demonios...?»

Cuando pude ver de nuevo, me encontré mirando el rostro del mismo hombre, pero esta vez... me estaba cargando. Intenté moverme, pero algo llamó mi atención: mi mano. Era pequeña y rechoncha.

«Debe ser una maldita broma», pensé mientras intentaba comprender. Bajé la vista hacia mi cuerpo y ahí estaba la respuesta: ¡era yo! Yo era la bebé.

«¡No puede ser!», grité mentalmente, mientras mi cerebro intentaba procesar lo imposible.

«¡No puede ser!», grité mentalmente, mientras mi cerebro intentaba procesar lo imposible

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ROYALTY | Who Made Me A PrincessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora