VII

167 14 20
                                    


-Había pasado ya una semana. Gustabo ya volvía a trabajar. El día transcurrió habitual, ninguna novedad fuera de lo normal. Gustabo, Horacio y Conway habían quedado después del trabajo para simplemente pasar el rato y tomarse un descanso. Así que al salir de servicio los tres se montaron en el mismo coche y marcharon en dirección a un bar que habían visto antes.-

-Esta vez quien conducía era Gustabo, con Conway en el asiento del copiloto y Horacio atrás. El trayecto fue silencioso, pero cómodo, estaban escuchando la radio, así que simplemente prestaban atención a las canciones que se oían. Bueno... fue silencioso hasta cierto punto.-

¡OH-    DIOS-    MÍO! -Gritó Horacio entusiasmado.-

¡No me jodas! -Dijo Gustabo al darse cuenta el porqué de la reacción de su hermano. Se debía a una canción que hacía años que no escuchaba. Simplemente subió el volumen al tope y le dio un codazo a su padre. -

Jajajaja, parece que los dioses se pusieron de acuerdo para que hoy pudieseis escuchar esta canción, capullos. -Comentó Conway.-

Dios, que putos recuerdos. -Dijo Gustabo, preparándose para cantar el estribillo de la canción, el cual se aproximaba cada vez más.-

Venga Conway, que ya no es el superintendente, no tiene porque seguir siendo amargado, cante con nosotros. -Dijo Horacio al borde del tiempo justo para que empiece la parte. Jack solo rodó los ojos y accedió.-

I'M A BARBIE GILR, IN THE BARBIE WORLD! -Empezaron a cantar los tres, Gustabo y Horacio a pleno pulmón, Jack no tanto, pero los tres disfrutando demasiado este momento, el cual no creían que se pudiera volver a repetir.- LIFE IN PLASTIC, IT'S FANTASTIC!

-Estuvieron así hasta que se acabó la canción.- 

Al final, el tiempo no cambia nada. -Dijo Jack mientras reía.-

Mira, ya llegamos, que oportuno. -Dijo Gustabo, aparcando al lado de la entrada de bar.-

-Una vez que aparcaron, se bajaron del coche y entraron al bar. Nada más cruzar la puerta, un aroma a alcohol inundó sus fosas nasales. Se sentaron en la barra del bar y esperaron a ser atendidos mientras que hablaban entre ellos. Unos minutos más tarde, un trabajador del local se les acercó, cuestionando que querían pedir. Los tres pidieron refresco, no podían permitirse tomar alcohol, al día siguiente tenían que estar como nuevos para su jornada laboral.- 

-Estuvieron una hora y media hablando y riendo cuando decidieron que era hora de volver a casa. Pagaron la cuenta y se fueron por donde habían venido. Al salir se encontraron con lo que parecía una pelea. Habían dos hombres muy ebrios con unas botellas de alcohol en las manos, los dos estaban discutiendo mientras llamaban la atención de las personas de sus alrededores.-

¡Hijo de puta! ¡Págame ya, gané la apuesta! - Decía uno de ellos con voz entrecortada y ebria. Éste estaba de pie gritando al otro,  el cual estaba sentado en el suelo.-

Ya- jajajaja te dije que- jajajaja no. - Dijo el otro al igual de ebrio, riendo de vez en cuando en mitad de la oración.-

Deberíamos...¿hacer algo?  -Preguntó Horacio en voz baja a Conway y Gustabo, sin dejar de ver la escena en ningún momento.-

Nah, no estamos de servicio, además, es divertido ver esto. -Contestó Gustabo, prestando atención a la escena mientras tanto.-

¡COÑO! ¿QUÉ ES ESO? -Dijo el que estaba de pie mientras señalaba con dramatismo una simple farola.-

¡HOSTIAS! ¡UN PUTICORNIO! -Dijo el otro asombrado de la misma manera. Conway, Gustabo y Horacio solo intentaron mantener la risa.-

El Puticornio puede vivir, ¡pero tú no sales con vida hasta que no me pagues! -Dijo el que estaba de pie. Una vez dijo estas palabras, lanzó la botella vacía de alcohol al suelo con fuerza. La botella, la cual era de cristal, se rompió en mil pedazos contra el suelo.-

Tú y yo...¿Familia?    - Conway y Gustabo-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora