07.

2.4K 143 40
                                    

Estaba en la cocina preparando el desayuno, con una camisa de tirantes y mis bragas favoritas para dormir.

Melissa se despertó más radiante que nunca, ni siquiera había que preguntar porque.

Se sentó frente a la isla de la cocina.

—¿Se besaron o no? —me puse la mano en la cintura con una pose graciosa mientras aún tenía un tenedor en el mano.

—No, cierra la boca.  —se río tímida.

—¡¿No?! Ay te estas volviendo estupida, Melissa.

—Es mi amigo, déjalo.

Gire mi cuello tan rápido que casi lo rompo. Estalle en carcajadas mientras ella me hacia mala cara.

—Son "amigos" porque tu quieres, te mueres por el.

Se puso ambas manos en la cara, sin poder evitar sonreír.

—Como puede ser posible que me guste tanto un hombre así. —Balbuceo contra sus manos.

—No te juzgo, es un chico lindo.

—Es adorable. Tiene esa actitud aveces tan afeminada y eso sorprendentemente me fascina, Scarlett. Cuando usa sus manos para hablar o cuando juega con mi cabello, cuando ríe, todo su lenguaje corporal es delicado y me encanta. Es un sentimiento que puede más conmigo misma.

—Bueno de ti siempre espero eso, eres una amante empedernida. —reí un poco.

—Solo soy sensible... Pero, siempre tuve ese gusto por los hombres malos, y rudos, pero ahora estoy enamorada de Bill.

—Melissa, eso de que los polos opuestos se atraen es una mentira, jamás serás feliz con un hombre que no comprenda tu manera de ver la vida, es solo una fantasía. De todas maneras, no lo pienses tanto, siempre has sido así de enamoradiza.

—¿Porqué estas tan poeta últimamente? —puso los codos sobre el mesón y encuno su cara en sus manos.

—He estado escribiendo. —infle el pecho orgullosa, señalando con la boca una libreta pequeña en la esquina de la isla.

—¿Otra vez? ¿Cuanto tiempo tenias sin hacerlo? —me miró ilusionada—. Amaba leer tus poemas de antes, eres una verdadera romántica cuando escribes.

—Tenía como un año sin hacerlo. —respondi a su pregunta, evitando su último comentario.

Ojeo el libro con una sonrisa tierna. Levanto las cejas sorprendida, divertida, y aveces fruncia el ceño triste. Yo amaba expresar en mis escritos lo que no podía decir con palabras, y Melissa sentía todo lo que yo escribía.

—Wow... ¿y esto a que se debe? —Levantó una ceja y leyó—: He had a cigarette with his number on it
He gave it over to me, "Do you want it?"
I knew it was wrong but I palmed it
I saved it, I waited, I called it
The liquor on your lips
The liquor on your lips
The liquor on your lips makes you dangerous
I knew it was wrong, I’m beyond it
I tried to be strong but I lost it.

Le arrebate la libreta y fingí demencia.

—No es nada personal, se me ocurrió para una canción.

Florida Kilos; Tom Kaulitz. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora