Introducción - parte 2

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Lo siento por conocerte – segunda parte

Tropezarme con un Incubator entre la fauna humana es simplemente fascinante. No recuerdo haber leído nada sobre esto en el Ascensorio, aunque con mi memoria de pez, bien podría haberlo olvidado.

De cualquier modo, es un giro de los acontecimientos que hasta a mí me llegó desprevenido.

Kyubey: Eres un espécimen humano fascinante. Lástima que no pueda ofrecerte un contrato debido a tu cromosoma y extra.

T/N: ¿Contrato?

Así que no puedo acceder a este "contrato" por ser hombre. Bueno, eso aclara algunas cosas. Esa chica de cabello rosa, entonces, debe estar marcada por el Incubator para hacer tal "contrato". Es especial. Otra cosa para echarle un vistazo.

Kyubey: No es información que necesites. Como he dicho, tienes la mala suerte de no poder firmar un contrato conmigo, así que no hay nada relevante que discutir contigo.

Qué suerte la mía. Si no puedo acercarme directamente a este Incubator, tendré que hacerlo de forma indirecta. Y ya tengo una idea.

Kyubey: Sugiero que consideres sobre lo que te he dicho, Iroha. Nos vemos.

Iroha: A-ah... claro.

Después de este último intercambio, el pequeño felino blanco se desvaneció en el atardecer.

Sé que aún no es el momento de hacer mi jugada, pero cuanto antes, mejor, ¿verdad?

Con ese pensamiento, dirigí mi mirada a la linda chica de cabello rosa que vi antes en el Centro Médico Satomi y me acerqué a ella. Ya puedo imaginarme su historia.

T/N: Eres... Iroha, ¿verdad?

Iroha: Em... sí.

No debo precipitarme, hay tiempo de sobra. La paciencia será mi aliada para ganar su confianza. Lo tomaré con calma. Y se perfectamente como hacerlo.

T/N: Esto... ¿qué fue eso?

No necesitaba elaborar una biblia para que ella entendiera a qué me refería.

Iroha: ... No lo sé. Yo tampoco sé muy bien que está pasando.

Un silencio funesto se coló entre nosotros, la incomodidad se esparció en el ambiente a gran velocidad. No era el momento, no todavía.

T/N: Entiendo. Bueno, ha sido un placer hablar contigo, Iroha.

La inercia de la vida me parecía agotadora. Así que sin más preámbulos, me retiré, dejando a Iroha en su mundo. Ella podría ser un recurso útil, pero no era el tiempo para jugar mis cartas, pero lo será muy pronto. Así que solo, de manera tan discreta como pude, me esfumé de su vista y le otorgué la libertad de hacer lo que le viniera en gana.

Me zambullí en mi propio tiempo, recorriendo la ciudad con un paso tan lento que parecía seguro. Cuando finalmente regresé a mi apartamento, la noche se había convertido en mi única compañía.

Al abrir la puerta, el chillido de las viejas bisagras me saludó con su acostumbrada desafinación. Y lo primero que encontré al regresar a mi cueva personal, fue la espantosa imagen de mi perro, inerte en el suelo, con un rastro sangriento en su cabeza.

Mi cuerpo se echó hacia atrás, en un intento de mezcla de incredulidad y asombro. Me arrastré hacia el cadáver, examinando la herida; un orificio de bala.

Esto no era un accidente. Fue un acto premeditado, con un propósito claro. No había señales de que la puerta hubiera sido forzada. En otras palabras, alguien tenía la llave o sabía cómo entrar.

Y de repente, confirmé lo que sabía; todo encajaba. Aquel hombre que siempre estaba allí, observándome, con acceso a todos los apartamentos porque trabajaba aquí.

Era él, el hombre que ahora estaba detrás de mí, apuntándome con un arma de fuego.

Kanzaki: Lo siento, T/N. No es nada personal.

La frialdad del metal del cañón me mordía la espalda, y la voz de Kanzaki me recordaba a la sensación de ser apuñalado.

T/N: ¿Esto es lo que llamas nada personal, Kanzaki?

El silencio se desplomó sobre nosotros, pesado y denso. Un suspiro escapó de sus labios, una ligera melodía de lamento en el aire. Pero no me engañaba. No puedes fingir remordimiento por algo que estás a punto de hacer con total certeza y decisión.

Kanzaki: Tienes algo que ellos quieren, T/N-kun... tu vida. Y no se detendrán hasta que la tengan.

Mis puños se cerraron con fuerza, pero no me moví. No tenía armas, no tenía escudo. Mi mente, por otro lado, se aceleraba, pero no buscaba una salida, no me interesa escapar.

T/N: ¿Quiénes son "ellos"?

Kanzaki: Ya lo sabes. No apuestes si no puedes pagar.

Con su sabiduría callejera, Kanzaki me aconsejó, demasiado tarde.

El pánico se deslizó por mi espina dorsal, teniendo una sensación de hielo al recordar mi lamentable llegada a este mundo. Pero me forcé a mantener la calma. O, al menos, a eso es lo que quería aparentar.

Kanzaki: Cuando mueras, me pegaré un tiro en la cabeza. Nos iremos juntos, así es el plan.

Así que alguien movía a Kanzaki como un títere, insinuándole que se quitara la vida después de acabar conmigo. ¿Lo haría realmente? Fascinante. Tener un peón tan leal que sacrificaría su existencia por el bien del juego.

Kanzaki: Acabaré con tu miedo ahora mismo.

T/N: No... espera. Por favor...

Intenté convencerlo con súplica en mi voz, pero...

Kanzaki: Perdón... y adiós.

Frías palabras finales que podrían helar hasta el corazón más ardiente. Y entonces, caí al suelo tras el impacto de un disparo en el pecho, y más balas para sellar mi destino.

Mientras mis ojos se cerraban, solo escuché el tintineo de un teléfono, y después, un último disparo que no iba dirigido a mí, sino a Kanzaki; realmente lo había hecho.

Ahí estaba yo, tendido en el suelo con tres balas en mi cuerpo. Esto es... simplemente perfecto. Todo está yendo de acuerdo a cómo me lo había imaginado.

El Sacrificio Pefecto: T/N x Iroha Tamaki - Fanfic Magia Record / Madoka MagicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora