SuicideDeku

Capítulo 37: Donde hay sueño vivos

Hola, por fin vuelvo con un capítulo nuevo jajaj, tarde un chingo en actualizar pero y les dejo este capítulo nuevo, que lo disfruten.

       
   
   
                          
         
Fue todo lo que Aizawa pudo hacer para mantener a Bakugou en su apartamento en lugar de correr tras Midoriya. Sabía que sería inútil. El niño había tomado su decisión y lo haría incluso si eso lo mataba.

Lo cual, mala redacción, pero sabía lo que quería decir para que su cerebro pudiera callarse.

Pero ese brillo de determinación en los ojos de Midoriya le había resultado familiar, y dolorosamente. Incluso bajo todo el estrés y el cansancio, Aizawa podía ver el fantasma de su amigo. Fue como una puñalada en el estómago, y la mirada temblorosa de traición de Bakugou simplemente estaba hundiendo el cuchillo más profundamente.

-Mira niño-*intentó Aizawa antes de ser interrumpido*.

-No me vengas con esas tonterías de niños,¡no soy un niño, maldita sea!-*Gritó Bakugou, cada vez más histérico*.

-Tienes que calmarte, no hay nada que podamos hacer excepto esperar-.

-¡No!. No puedo calmarme, él no...-*resopló con fuerza, tratando de contener lo que el héroe asumió que eran lágrimas*-Él no puede pasar por eso. N-no logrará que salga igual. !No puede, no puede, no puede! ¡¿No lo entiendes?!-.

Aizawa apretó los labios temblorosamente, luchando por encontrar algún tipo de consuelo y quedándose corto. En lugar de usar palabras, simplemente se abalanzó hacia adelante y le dio el abrazo más fuerte que jamás le había dado en su vida. Sin ningún indicio de protesta física o verbal, Bakugou se disolvió en un ataque de lágrimas, retorciendo sus manos en la camisa del hombre y sofocando sus sollozos en su hombro.

Incluso Aizawa no pudo evitar las lágrimas que lentamente se acumularon en sus ojos, sosteniendo al adolescente con más fuerza mientras una se deslizaba por sus pestañas y bajaba por su mejilla.

Permanecieron abrazados durante varios minutos, aferrándose el uno al otro ya que eran el único salvavidas que tenía el otro.

Para cuando Aizawa finalmente reunió el coraje para dejarlo ir, Bakugou ya estaba profundamente dormido con manchas de lágrimas en sus mejillas y una expresión suave y derrotada adornando su rostro. Fue desgarrador, pero lo único que pudieron hacer fue esperar.

Con gran desgana, el héroe llevó al niño a su habitación de invitados y lo arropó en la cama. Fue al baño arrastrando los pies y tomó melatonina y un vaso de agua antes de dejarlo en la mesita de noche. Obviamente no estaba seguro de si la melatonina ayudaría al niño a dormir, pero supuso que no haría daño.

Aizawa se quedó al lado de la cama, mirando al niño que originalmente estaba lleno de ira y gritos que ahora parecía solo capaz de frustración y miedo.

Vacilante, el héroe dejó una nota instruyendo al niño a quedarse en la cama y usar melatonina para dormir más si así lo deseaba. Como ocurrencia tardía, Aizawa también explicó que se iba a hacer compras y que volvería enseguida.

Cuando el hombre finalmente salió de su apartamento, rezó a cualquier dios que estuviera escuchando para que Bakugou se quedara en la cama y no se metiera en problemas.