He oído que lo importante en una historia no es el inicio ni el final, sino lo que pasa en medio de ambas cosas. Debe ser porque siempre es doloroso recordar el inicio de algo que sabes ha terminado. Suelo recordar las cosas de en medio, el inicio y el final se lo dejo a mis diarios.
Cuando por fin decidimos que era suficiente de explorar nuestros labios mutuamente, no me separé inmediatamente de él, sino que sostuve su rostro en mis manos. Bajé la mirada y sentí cómo él posaba un beso en mi frente. Levanté el rostro y lo miré largamente aprovechando el momento. Quería grabarme en la mente su rostro y no olvidarle jamás. Pasé mis dedos por sus labios, su nariz, sus párpados y sus mejillas. Dejé que las yemas de mis dedos reconocieran ese rostro, no solo mantenerlo en mi mente sino también en mi piel. Sonreía bajo mis dedos mientras los paseaba por sus labios y él cerro los ojos. Bese sus párpados cerrados atrayendo con mis manos su rostro, esos maravillosos ojos verdes que tanto me gustaban. No quería decir palabra alguna, quería mantener la boca cerrada y a la vez quería decirle todo. Contarle lo que hasta ahora estaba viviendo y no sólo eso, sino que de una buena vez decirle quién era la persona que tenía delante, la persona que se estaba enamorando de él. Al fin había que reconocerlo, pero mi terquedad hizo que me quedara callada, con la boca bien cerrada y fue él quien rompió el silencio.
- Creo que tenemos que hablar seriamente - ¿seriamente, si dijiste esa frase con una gran sonrisa? Pensé. Suspiró al terminar esa frase y seguía sonriendo - Vívica, mañana no podré venir a verte en todo el día, pero las esperaré en esta dirección para que vengan con nosotros al festival.
- ¿Qué es? - le dije al ver cómo traía un pequeño papel con un bolígrafo detrás de la barra para apuntar la dirección.
- Es la dirección de nuestro estudio de ensayos - mientras apuntaba - aquí estaremos cargando el material y ultimando detalles, sólo tienes que traer un pequeño bolso con tus básicos, tenemos lo que necesites en los buses.
- Creo que tendrás que prestarnos algo para ello, sólo trajimos maletas grandes - al pensar en el equipaje de mudanza que siempre carga Jennifer, me dieron nauseas.
- Claro, tengo algunos maletines que pueden ser de utilidad.
- Gracias.
- Te los enviaré en unas horas - vaya no quiso que lo acompañe a su casa, no es un apresurado y eso me agradó - Y aunque no lo deseo, realmente no quiero. Tengo que irme. Si llegara tarde a la reunión, los muchachos me colgarían de algún poste de luz y se irían sin mí - me reí ante eso. Vi la hora en el reloj y sí, era realmente tarde.
- ¿a qué hora debemos estar allí? - pregunté viendo la dirección del papelito. Su letra es compleja, como él.
- Una de la tarde, salimos a las dos.
- Allí estaremos Ville - le dije sintiendo como el alma se me iba a los pies. Dile la verdad Vívica, dile lo que estás a punto de leer. No te quedes callada ¡Habla mujer! La voz de mi conciencia me obligaba a decirle las cosas pero mi terquedad infinita las calló. Me regaló esa sonrisa que ya se me estaba haciendo costumbre recibir y se acercó a mí para darme un beso rápido en los labios sosteniendo mis mejillas entre sus manos. Yo quería llorar.
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La Española
FanfictionMi primer FanFic. Esta historia la empecé a escribir allá por el año 2010 y no fue sino hasta que conocí a Ville que por fin encontré el personaje principal masculino que le dio forma a la historia. Vívica siempre fue la base, pero es hasta que Vill...