Al llegar a España, Jennifer me dijo que seguiría comunicándose con Linde y que para variar, ella le había dejado mis datos y la manera de ponerse en contacto conmigo para dársela a Ville. Se lo agradecí. De alguna manera había hecho ya lo mismo. En la carta que le dejé se encontrabas mis datos y la forma en la que podría comunicarse, pero ¿saben qué? Él no lo hizo. Los días se tornaron en semanas y las semanas en meses. Durante todo ese tiempo estuve concentrada en hacer lo que se esperaba de mí. Le conté a Felipe la historia completa del sobre amarillo, además de unas cuantas cosillas sobre lo sucedido con Ville y entre él y Letizia, cuya pancita estaba creciendo con malicia y ya sentía las patadas de la que sabía era mi sobrina, intentaron mantenerme ocupada para no pensar. La vocecilla en mi cerebro ocasionalmente me torturaba con: Debiste haberle dicho la verdad a tiempo para que "la verdad del sobre" no lo hiciera correr. Suspiraba y me concentraba en la nada por un momento y simplemente avanzaba. Inauguraciones, conferencias, simposios y hasta un conversatorio en la Complutense para poder pasar mi vida sin pensar en él, aunque por las noches siempre volvía su risa torpe a mi memoria y me abrazaba a la almohada pensando en que me abrazaba a él. Veía su boina todas las mañanas al despertar porque la había traído conmigo y la puse como un adorno en mi velador. Jennifer y yo incluso competimos en el torneo internacional de tiro con arco y para variar ganamos sendas medallas. Me odia. Ella lleva la de plata y yo la de oro. Para mi sorpresa quien fue a verla a Adenau - Alemania dónde se desarrolló el torneo, fue Linde. A vaya la cosa iba en serio – vocecilla cerebral modo activado. Nunca vi a Jennifer tan centrada en una relación. Aquella alma al aire que solía ser, estaba feliz de "sentar cabeza" con el chico rasta. No me atreví a preguntarle por Ville y él tampoco dijo nada. Las únicas menciones de su nombre fueron para comentar el nuevo disco que estaban por sacar y momentos antes de despedirse de mí.
- Hemos estado verdaderamente ocupados en estos meses, su alteza...
- Vívica... - siempre lo cortaba para hacer que me llamara por mi nombre.
- Sí, claro. Vívica – sonrisa de Bambi cargada de ternura y con las mejillas coloradas – Bueno, ehm... Ville ha estado muy involucrado en el diseño de todo el concepto del disco, más que en otras oportunidades. No ha descansado para nada y luego del lanzamiento, daremos la gira de promoción.
- Me alegra que hayas podido darte un tiempo para venir a ver a Jen – le dije un poco resentida al verlo aquí acompañándola y no ver a Ville por ninguna parte, pero luego recordé (como el sapo de los memes) que el contenido del sobre era nefasto para cualquiera y se me pasó la rabia.
- Yo también estoy feliz de haberlo hecho, no creí que ustedes bueno... la realeza... serían como son...
- ¿amigables? – le dije sonriendo y agradeciendo que no conociera a los rígidos Battenberg – somos serios y solo unos pocos sabemos disfrutar de los pequeños placeres de la vida.
- Me miran de manera extraña.
- Es tu cabello amor – dijo Jen quién se acercaba con una cerveza en la mano y se sentaba en el pasto junto a nosotros.
- Eso y el gorrito estilo rasta que llevas puesto – le dije yo y él volvió a sonrojarse.
- ¡Vívica, cariño! – la voz del escandaloso hijo del Duque de Habsburgo, Alexander, me llegó a los oídos y me levanté emocionada. Él fue uno de mis compañeros de universidad y solíamos "intercambiar" información durante los exámenes complicados.
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La Española
FanfictionMi primer FanFic. Esta historia la empecé a escribir allá por el año 2010 y no fue sino hasta que conocí a Ville que por fin encontré el personaje principal masculino que le dio forma a la historia. Vívica siempre fue la base, pero es hasta que Vill...