28 - QUE LO CUMPLAS FELIZ (PARTE 2)

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INTERNADO LAGUNA NEGRA - GIMNASIO - 6h50

Iván había sentido más que el simple placer del sexo, en aquellos momentos tuvo certeza de que la quería. La miró tan preciosa, tan perfecta... casi le dijo "te quiero" pero no le salió. Sentía que ella lo entendía en los sonidos que hizo, en el toque de sus manos, en el ritmo de su respiración, en el temblor de su cuerpo arriba de ella. Julia quería escucharlo en palabras, pero Iván era más de demostrar que decir, y con todo lo que les había pasado había demostrado lo suficiente, lo había hecho en aquél mismo momento. Y ella también. Sus piernas abrazándolo le respondieron, sus pies presionando su lumbar.

Iván se apoyaba en el piso y empujaba su cuerpo hacia ella, igualmente encantado con la sensación que producía y con los dulces gemidos de Julia. Se corrió y no la quiso mirar, pero ella cogió su cara con las dos manos. Quería verlo. Sintió algo tan fuerte que le salieron un par de lágrimas, las cuales él mismo se ocupó de secar, sonriendo como bobo al verla así.

Salió de ella y se libró del condón, volviendo a acostarse, esta vez a su lado. Julia se había cubierto con las sábanas, un poco por frío y un poco por timidez. La luz del amanecer empezaba a iluminar todo. Iván puso el brazo alrededor de ella y le besó en la frente. Estaban acostados, uno mirando al otro, sin decir nada, apenas aprovechando el momento. Julia estaba despeinada, pero seguía siendo la chica más guapa del mundo para él. Pero Iván notó que ella estaba inquieta, y después de minutos que parecieron eternos se atrevió a preguntar.

- ¿No te ha gustado?

- ¿Cómo?

- No sé... ¿por qué tienes esa cara?

- Cómo se te ocurre preguntarme algo así!?

- Vale, ¡perdón! Pero, ¿Te pasa algo? Me quedaste mirando... te sentí rara, ¿qué está pasando?

- Nada! - ella se sentó y empezó a buscar sus ropas.

- ¿Te vas? ¿Ya? Jo, no te ha gustado y ahora vas a decirlo a las chicas. ¡Soy un gilipollas!

- ¡Sí, eres un gilipollas! Tenías que arruinarlo, coño! ¡Mira, no es eso! Es... - suspiró, y ahora ella era quién no lo quería mirar. En vez de eso se fijó en la ventana. - Claro que me ha gustado. Pensé que te habías dado cuenta. - estaba muerta de vergüenza.

- A mí también. - la abrazó y llenó su hombro desnudo de besos - ha estado genial. Venga. - intentó que se acostara otra vez pero ella no se movió. - ¿Y ahora qué? - Iván se impacientó.

- Eso es lo que quiero saber. - finalmente se dió vuelta y lo miró a los ojos. - Ahora qué? Estamos de novios o...?

- ¿De novios? - esto era demasiado para Iván.

- Sí, bueno... estamos en eso hace un tiempo, y... - estaba empezando a ponerse nerviosa. No quería ser la persona a cobrarle esto, pero estaba cansada de esperar a que él tomara la iniciativa. Pensó que lo haría ahora que habían tenido sexo, pero no.

- ¿Y qué? Está todo perfecto como está, ¿no? - la besó en los labios pero Julia no correspondió.

- ¿Y entonces qué quieres de mí? ¿Qué pretendes con eso?

- Pff, Julia! No te pongas tan seria. Porque no aprovechamos un poco más... - llenó su cuello y pechos de besos - Eh? No tenemos que hablar de eso ahora.

- ¿Sabes qué? Tengo que irme. Amaneció y, aunque sea temprano, puede que Vicky se despierte y no quiero que sepa que no estaba. - se vistió y se levantó con rapidez y en silencio. Cogió las sábanas y almohadas y se fue sin hablar ni mirarle.

Iván resopló con las manos en la cara. Obvio que ella lo iba a odiar. Iba a pensar que solo quería acostarse con ella, lo cual no podía estar más lejos de la verdad. Desde la noche en la biblioteca, había pensado en cómo sería ser novio de Julia. Quería entenderse con ella de una puta vez y que dejaran de pelear todo el tiempo, pero no tenía idea de cómo hablarle de eso sin sentirse ridículo. Además, hace poco había sido el cornudo del colegio y si bien ya había notado que Carol y Julia eran totalmente diferentes - y también su sentimiento por ambas - recelaba que cambiar el status de lo que tenían traería problemas, cobranzas, y recién ahora estaban empezando a admitir sus sentimientos sin chistar. En suma, no quería estropear las cosas, pero parece que justamente lo había hecho.

Las Chicas FernándezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora