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Una noche más que no dormía. Su respiración era agitada mientras miraba el techo de su habitación, el lado derecho de su cabeza estaba palpitando con fuerza ocasionando una notoria molestia en ella, era visible gracias a las muecas de dolor y desesperación que expresaba su rostro, sabía que tomar alguna clase de pastilla no le ayudaría en nada por lo que prefiere guarda silencio, intentando soportar el impresionante dolor de cabeza que estaba sintiendo a causa de no poder dormir las horas correctas o tal vez porque su cabeza estaba exhausta de estar sobre pensando absolutamente todo, desde que lo haría cuando comenzara el día hasta cual sería su futuro. Era algo verdaderamente cansado de hacer, pero no podía evitarlo porque tarde que temprano se daba cuenta de que ya se encontraba pensando en todo y a la vez en nada.
Baja sus manos hasta su vientre intentando controlar la desesperación que se extendía por todo su cuerpo como una plaga mientras cerraba los ojos pidiéndole a quién sea que la escuchara que ya saliera el sol, estaba ansiosa por comenzar a fingir que todo estaba perfectamente bien puesto que de algún retorcido modo ella también se lo creía. Fingir.... De eso se trataba todo, ¿no? Todos lo hacían, cada ser humano de la tierra siempre fingía ya fuera para bien o para mal. Estar fingiendo todo el tiempo la hacía cuestionarse, si ella era la única que lo hacía o si cada persona de ese planeta caminaba fingiendo tener una vida perfecta...
«¿en algún momento dejaremos de hacerlo?» se cuestiona a si misma mentalmente.... De tan solo pensarlo sonaba cansador, incluso sabía que lo era, fingir una sonrisa, pretender que todo estaba perfecto cuando lo único que quería era morirse lentamente hasta no saber más de nadie. Toma un suspiro antes de deslizarse fuera de la cama con pesadez y mirar el despertador sobre la mesita de noche, faltaba un buen rato para que amaneciera. Se encamine hasta la ventana que estaba en su habitación para tomar asiento cerca de ella y así poder ver el amanecer o lo que pudiera en silencio. Al menos ver algo que no fueran las cuatro paredes de su habitación la tranquilizaban un poco.
El chico de ayer, el muchacho del bar no salía de su cabeza lo que era un poco extraño puesto que por mucho que intentara pensar en otra cosa que no fuera era él, le resultaba totalmente imposible. No podía quitarse de la mente la imagen de sus ojos azules sobre los de ellas y esa aura de chico malo que lo envolvía hacía que una enorme curiosidad creciera dentro de ella de forma enferma pues todo lo que deseaba era volverlo a ver incluso si no era lo correcto. Era algo extraño, ¿dos chicos nuevos al mismo tiempo? Eso no sonaba para nada bien.
Cierra los ojos recargando la parte posterior de su cabeza sobre la pared blanca de concreto dejando que el tiempo pase mientras respiraba la paz que se sentía en su habitación, sintiendo como el animal que había sido su amigo durante el resto de los meses se recostaba en sus piernas. El sonido del despertador hace que se termine sobresaltando dándose un pequeño golpe en la cabeza mientras cubría su rostro al mismo tiempo del sol con su mano, bueno, al parecer se había quedado dormida, aunque fuera tan solo unos minutos eso le bastaba. Era mejor eso que nada.
