Poesía

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Catástrofe
Palpita por su corazón helado,
se sellan las puertas del destino,
no ha de ser un colorido camino,
el que con luz recorre su invitado
que a su vez solo tuvo un allegado,
la abertura del sentir repentino.
Como si fuera el más grande adivino,
se adentra en su alma, queda enamorado.
Con el desvío del tiempo, agonice
Cuenta la memoria siendo testigo.
Lo que un día pasó, culpabilice
Encabeza la historia, como amigo.
Y accionando entre los fallos le dice:
No pasa nada, quédate conmigo.

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