Capitulo 7

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Si, hay algo que me importa en este mundo estúpido cruel e injusto y hay una razón por la cual aun mantengo mi fe en los dioses.

Y eres tu.

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Percy no tardó mucho en tarde cuenta que estaba teniendo una pesadilla.

No había fuerza alguna que logrará que detenga su desesperada marcha, ni siquiera su propio cuerpo, el cual estaba gritando desesperadamente por que se detuviera para darle la oportunidad a sus cansados pulmones de dejar entrar aire a su sistema respiratorio. Cada paso era una tortura, y la aterradora idea de caer y que le atraparan estaba cada vez más cerca de el. Su camino lleno de obstáculos que atravesar no iba a detenerle bajo ningún medio posible, y hasta aquel momento nada parecía ser tan aterrador, como el simple hecho de que fuera alcanzado

La sangre goteaba poco a poco de su frente a su costado, dejando un hilo del carmesí liquido tan vital para el cuerpo, deslizándose poco a poco por su preciosa cara hasta caer de gota a gota por el piso, dejando un rastro de sangre casi imperceptible, sin embargo su olor aun estaba presente, y para cualquier tipo de bestia, no resultaría mas que destacable a millas y millas de distancia de su ubicación. 

Pero jamás le detuvo eso. De hecho le hizo apresurar aun mas, sacando desde lo mas profundo de sus entrañas la fuerza le carecía pero ante el miedo le sobraba. La oscuridad pronto le iba a engullir, y no, no lo quería, no podía volver a la oscuridad bajo ningún concepto posible. 

Percy Jackson, no se detuvo jamás en un su carrera por mantener su vida, ni por los rasguños en su cara hechos por las ramas de los arboles, que afilados y rústicos se mantenían, tal como el filo de un cuchillo o una mortal espada. Tampoco lo hizo con las voces que gritaban su nombre en un tono de susurro, similar a el de una serpiente y el seseante sonido de las personas que lo llamaban, incitándole a que se detuviera  y dejara que el tártaro le devorara, eran personas conocidas, cujas figuras veía por borrones al pasar.

"Es tu culpa" Había dicho Luke. El primero de todos ellos, reconocía su voz a la perfección, aquella que le causaba tantas amargas sensaciones, Percy no le vio a los ojos, en su lugar tan solo era una figura que se coloca en frente suyo, entrometiéndose entre su camino e impidiéndole continuar. Percy se estremeció hasta la medula al ver su impotente figura parada frente a el, y dando un paso a la vez con intenciones de acercarse a el.

Y Percy tan solo pudo dar tímidos pasos hacia atrás. Estirando ambas manos hacia el, estas con la motivo de alejarlo de el y protegerse a si mismo, estaban temblando, al igual que todo su cuerpo.

"Nos dejaste morir." A sus costados, Michael Yew hijo de Apolo , Silena hija de Afrodita, Charles Beckendorf hijo de Hefesto y muchos otros que reconocía sin embargo no podía recordar sus nombres, todos ellos con los ojos ensombrecidos, a su izquierda y su derecha, no podía correr a ninguna parte. Y su respiración indicaba lo asustado que estaba, perdió completamente el control de esta, o de su cuerpo, el cual tropezó justo en el centro, y frente a todas esas personas a las que había perdido, viéndose tan enormes.

Parecían listos a cobrar venganza por sus muertes.

Y Percy cerro los ojos con fuerza, sintiendo todas aquellas lagrimas caer, la culpa le carcomía como siempre. Ellos tenían razón.

Era su culpa.

–Lo siento...Por favor solo déjenme en paz, lo siento mucho!—Percy sintió sus cuerdas vocales quejarse ante semejante grito, la fuerza de este no pareció incomodar a ninguno de estos. El hijo de Poseidón abrazo sus piernas con fuerza, meciéndose, en una incomoda posición fetal, sollozaba, no había nada alrededor que lo pudiera calmar.–Yo no queria...no quería que ninguno muriera...

Relación extraña para llevar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora