Prologo

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No sé quién eres pero siento algo que me cautiva demasiado de ti, algo bastante indescriptible, eres tan misterioso y tan cautivador, con una mirada tan fría y seria y una personalidad bastante única y tranquila. La primera vez que nos conocimos no me heriste o te burlaste de mi y como luzco, sé que parezco extraño pero tú no hiciste comentario al respecto, eso me hizo querer que seamos amigos, en verdad quiero ser tu amigo y vivir muchas cosas a lado tuyo y nunca separarnos, quiero eso, estar siempre para ti y tú para mí. Así que ¿que dices? Conozcamos mejor al otro y llevemos una vida escolar divertida, ¿si?



































Ya me canse de siempre hacerme la misma pregunta pero es inevitable, ¿Porqué? Es la única pregunta que ronda por mi cabeza todos los días, todas las veces que vienes hacia a mí para tomar mi cabello y azotar mi cabeza brutalmente contra la pared, tomar mi mano y romper cada uno de mis cinco dedos, abrir mi boca e introducir gusanos y hacer que esa sea mi única cena en el día, arañar mi piel con tus alargadas y afiladas uñas hasta llegar a mis huesos, lanzar objetos pesados a mi estómago hasta que quiera que mis órganos salgan disparados por mi boca y morir para luego revivir y repetir el mismo proceso hasta que se haga de noche. Estoy cansado en verdad, no soporto más esta tortura ni la vez que me arrebataste algo que es muy importante para todos, mi virginidad, no fue divertida y para nada placentera como pensaba que debería de ser la primera vez con alguien con quien amas, yo no te amo y jamás lo voy a hacer después de todo lo que me hiciste jamás voy a sentir algo por ti, maldito enfermo.

100 formas de torturar a alguien Donde viven las historias. Descúbrelo ahora