100 formas de torturar a alguien

Damien

Damien Thorn; edad 17 años; objetivo principal; conseguir amigos. Vine aquí a la superficie solo para ver como era la vida aquí, como son los humanos realmente aun que ya los conocía pero ellos eran solo pecadores, quería conocer a alguien que no sea pecador y hacerme su amigo quizás, y para hacerlo tenía que ir a un lugar con gente que parezca de mi edad así que me inscribí en la preparatoria del pequeño pueblo de South Park, un lugar bastante simple y aburrido a mi primera vista no muy diferente a su gente, esto sin duda costará algo de trabajo.

—— ¿Eh? —— detuve mi recorrido por la escuela cuando mis ojos se fijaron en una cabellera dorada brillosa, y con una boina cafe ridícula en ella, a primera vista pensé que se trataba de alguna chica pero a juzgar por su ropa horrenda no estaba muy seguro ¿un travesti quizá? No lo sé pero parece que e encontrado a un amigo o amiga o yo que sé.

—— Oh, ¿eres nuevo? Un gusto conocerte, me llamo Phillip Pirrup pero puedes llamarme Pip, llevemonos bien, ¿si? —— me hablo la cosa dorada con una amplia sonrisa en su rostro, y me acabo de dar cuenta de que era chico.

—— Soy Damien. —— no dije nada más y estreche su mano en forma de saludo.

Las clase inició y ahí conocí a todo el grupo de pubertos que serían pronto mis nuevos amigos, aún que algunos no me convencían del todo, el chico de cabellos rubios alborotados me da algo de inquietud solo por que parece que ni peinarse o abotonarse bien la camisa puede hacer, además de ese parpadeo en el ojo y esos temblores innecesarios lo hace ver que tiene un consolador clavado en el culo. El que está alado suyo me cae bien, su gorro me causa gracia.

—— ¡Saludos todos seres de la superficie! Mi nombre es Damien Thorn, hijo de satanás, he venido aquí a hacerme amigo suyo, espero y no les sea molestia y podamos llevarnos todos bien. —— me presente alzando un poco la voz para que los del fondo del aula puedan escucharme, mi expresión algo neutra cambió a una algo enfada ya que algunos en el aula comenzaron a reír, eso sin duda me hizo enfadar, por suerte el profesor los calló a todos con solo alzar la voz, sin duda el sujeto sabe como callar a los que son inferiores a él.

Me senté en una de las mesas de enfrente y a lado mio estaba la cosa dorada sonriéndome, en eso siento como alguien a lado mio me golpea suavemente el hombro y volteó a ver quien era.

—— Hey Damien ¿Quieres ser amigo nuestro? —— me hablo un chico regordete y que desprendía un olor particular a cheetos.

—— Claro. —— dije sin mostrar ni una sola expresión en mi rostro, aún que en el fondo no podía creer, mis primeros amigos.

—— Ahh pero antes, quiero que le hagas una broma a ese marica de ahí —— apunto al chico que tenía a lado mío, muy ingenuo no supo que lo estaban apuntando y diciéndole marica ¿tenía acaso algún problema auditivo o que?

—— ¿Y como para qué?

—— Oh vamos, ¿quieres ser nuestro amigo o no? —— me cuestione un poco, él había sido el primero en ser amable conmigo cuando llegue aquí, pero ahora tenía que hacerle una "broma", bueno no es como si me importará no lo conocía de todas formas.

—— Bien. —— el resto de la clase solo pense en que debía hacerle a la cosa dorada, por que para ser honestos no se que es una broma, supongo que esa es la manera de decir de los humanos para humillar a alguien según tengo entendido, entonces si ellos querían una broma que así sea.

En la hora del almuerzo él no se separo de mí con la excusa de que quería mostrarme la escuela, dimos un recorrido mientras él no paraba de hablar de un mil y millón de cosas, por el amor al infierno ¿que acaso este tipo no se calla nunca? Entonces ahí se me ocurrió algo para humillar lo, sonreí al tener visualizada la imagen de él en mi mente, detuve el paso en medio del pasillo y él me miró confundido.

—— ¿Damien?

—— Ven conmigo, durará solo un segundo. —— él asintió y no puso ninguna negación cuando lo tome de la mano y lo lleve hasta donde estaba el baño de hombres, una vez llegamos ahí me miró con una mirada bastante inocente pero a la vez curiosa de lo que iba la hacer.

—— Solo date la vuelta y mira hacia la pared. —— él obedeció a mi orden, me sorprende lo ingenuo que es, de seguro no se esperaba que lo tomara de la nuca y lo golpeara contra el lavabo, solo vasto una vez para que este se desmayada.

—— Hm, patético. —— le eche una última mirada al pequeño rubio que tenía frente mío, la sangre no hizo tardar en aparecer en la zona donde había recibido el golpe, mire bien su rostro y no logre encontrar ninguna facción masculina, nada, con esa piel pálida, mejillas levemente rosadas y esas largas pestañas de un rubio casi igual que su cabello lo hacían ver como una muñeca de porcelana, y debía de admitir que se veía linda.

Valla estupidez lo que estoy pensando.

En la hora de salida todos los alumnos salieron corriendo rápidamente para ver algo bastante peculiar, alguien había atado a un chico semi desnudo al mástil de la bandera, una vez todos afuera estallaron en risas al ver que se trataba de Pip, el chico al oír la risas y sentir un inmenso frío abrazar todo su cuerpo abrió los ojos para encontrarse que el causante de la burla de todos era él mismo, inmediatamente empezó a gritar con desesperación pero sus gritos eran callados por una cinta que tenia tapándole la boca, en eso comenzó a mover sus piernas y brazos pensando que así podría aflojar la soga que lo tenía atado pero era inútil, estaba demasiado bien ajustada que lo mantenía casi inmóvil así que con los segundos se comenzó a cansar de tanto mover su cuerpo inútilmente. El pobre chico estaba tan cansado pero las lagrimas ahí no pararon, lloraba descontroladamente por el miedo, la desesperación y la angustia de estar en una situación tan humillante.

—— Mi trabajo aquí esta terminado. —— dijo el chico pelinegro que miraba la escena desde una distancia un poco lejos de la multitud que rodeaba a Pip.

—— Bienvenido al grupo, Damien. —— dijo el castaño estrechando la mano con el pelinegro. —— De ahora en adelante somos amigos —— esas palabras provocaron una sonrisa en los labios del pelinegro.