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- ¡Tres mojitos y tres chupitos de lo más fuerte que tenga!- Pidió la señorita Connie ya con el puntito Justo de embriaguez.

-¿Estas segura?- Preguntó la camarera ya dudosa de si servir su orden.

-¿Qué? ¡No es todo para mi!- Se quejo-¡Chicos! Decirle que yo solo me quedo con los chupitos.

-¡jajajaja! no está borracha, tranquila- Lucia intervino a carcajadas.

La música sonaba alta y habían luces blancas y de Neón colgando y envolviendo todo el espacio del evento. La forma en la que todo estaba colocado y todo lo que había a su alrededor la hicieron sentir como en su casa, como si estuviera hecho basándose en sus gustos. Incluso las canciones que sonaban eran sus favoritas. Eso le puso muy contenta.

-Eso, cuando lo esté de verdad la tendremos que llevarla a rastras a su habitación pfff ¡jajajajaja!- El gracioso de Thomas también hablo.

-Que gracioso, te la metió un payaso ¿verdad? Ya decía yo que caminabas raro- Connie le palmeo la espalda haciendo ver que lo consolaba y todos estallaron a reír.

-Connie, tu puta madre- Bromeó Thomas, haciéndose el ofendido.

Las bebidas llegaron y tras llevarse el primer trago de una a la boca. Connie se quedó con una cara de horror indescriptible.

-¿¡Dios mío pero qué es esto!?- Sintió un escalofrío por todo su cuerpo, la boca se le empezó a secar y le dolía la garganta.-N-No puedo, me muero.

-Es absenta chica, lo que pidió, lo más fuete que tenemos-aclaró la camarera riendo y se fue.

-¿has pedido absenta? ¿Pero tú estás enferma? ¡Deja eso!- Thomas intento quítale el segundo trago de la boca pero ya era tarde.-Búa, una vez probé eso...nunca más- Thomas miro al suelo como si recordara algo traumático.

El sabor, era parecido al regaliz, pero no estaba bueno, el líquido era negro y olía literalmente a alcohol para las heridas. Pero cuanto más lo pensaba más duro se iba haciendo el último trago.

-De una, ¡dale!- Ánimo Rufino, otro amigo con la peculiaridad de tener una nariz muy grande.

-no me hables que es peor- a dentro, tras retorcerse en el sitio como perro mojado, decidió sentarse un momento.

-Buuuuh no aguantas nada- Se burló Rufino.

-¿a no? Pues pídete uno de lo mismo, ¡vamos!- Le insistió sonriendo con superioridad, ya que sabía que "Rufi" era muy tiquismiquis con los sabores.

-No.-Se limitó a responder, todos rieron.

•••

Ya quedaba poca gente pero el grupo de cuatro amigos seguía moviéndose por esos lares. No tenían planeado irse hasta no caer rendidos.

Connie ya estaba bastante borracha, no tanto como otras veces. Al menos no estaba en ese punto de no retorno en donde ya no recordaría al día siguiente.

-Mierda de absenta, me sigue picando la garganta- dijo para si, estaba tumbada en una hamaca balanceándose, empezaba a tener sueño pero era incapaz de dormirse en ese sitio, con tanto ruido. Aún que las canciones empezaron a ponerse lentas y más calmadas cuando decidió tumbarse.

Decidió levantarse a por algo de beber que le aliviase la molestia.

-disculpa un...

-Lo siento señorita, no creo que deba tomar nada más- Le hablo un camarero que ya le había atendido varías veces.

-Oh vamos me duele la garganta- se acarició el cuello adolorida.

-Puedo darle un refresco- Le ofreció amablemente.

-a ver, ya que voy a tomar algo quiero tomar algo que me guste, no un refresco, además no me gusta los refrescos, no me gusta la sensación de las bolitas de gas explotando en mi boca- Explicó como si se tratara de una historia de terror.

-¿agua pues?

-no

-¿le apetece un zumo?- Connie negó con la cabeza.

El chico rodó los ojos mientras limpiaba unos vasos al escucharse.

-Y se puede saber que le gustaría tomar- Se acercó a ella para tomarle nota.

-Gracia por preguntar, un daiquiri de maracuyá- pidió leyendo el mural con todos los cócteles.

-Lo siento, pero no.

-Sírvele lo que ha pedido- Una voz masculina acarició los oídos adormilados de Connie, despertándola un poco de la soñolencia.

-¡Sí!, ahora mismo- Se puso manos a la obra, preparando el cóctel.

-¿y a él si le haces caso?- Reclamo indignada cruzándose de brazos.-en fin...¡Gracias!- se dirigió al hombre trajeado que se acomodaba la corbata a su lado. Sonrío a modo de agradecimiento.

- No hay de que mi amor- dijo viéndola fijamente. ¿Mi amor? Eso le extraño, había notado que le decía esas palabras como si fuera su pareja de siempre.-Eres preciosa- se sentó junto a ella y apoyó su cabeza en una de sus manos sin dejar de mirarla.

La bebida se colocó frente a ella y a diferencia del resto de cosas que le habían servido esta noche. Estaba impecable y se veía diferente. Tenía un hielo redondo y la copa era un pelin mas grande, hasta colocó un posavasos.

Dio un sorbo y le alivió la garganta, solo un poco.

-¿Eres primo de la duquesa De Alba o algo así?- El rio.

-Para nada princesa- Tomó una de sus manos y la beso- Soy Francis- su mirada verde oliva se tornó oscura y su voz se ponía más ronca a medida que se acercaba a la chica.

Esto a Connie le dio igual, no estaba en el mood de pensar ahora mismo. En lo único que pensaba era en meterse la cama y dormir 12 horas.

-un placer, yo soy...

-Connie~ Connie Lennon hermoso nombre, y peculiar... -volvió a besar la mano de la chica numerosas veces. Los besos subieron por su brazo desesperadamente.

-Mmmh jajajjaja- Connie apartó el brazo- Me haces cosquillas, ¿como sabes mi nombre?-Pregunto curiosa.

-Como no saberlo, tratándose de la mujer más bella que he visto jamás.

Connie se sonrojó y miró a otro lado.

-Lo siento, no me van los royos de una noche-Le contesto avergonzada.

-Lo sé, me encanta eso de ti- Connie se alertó, este tipo le empezó a poner nerviosa.

No pudieron seguir hablando mucho más...
La joven se mareó de un momento a otro. Su centro de gravedad se tambaleó, lo último que vio fueron unos grandes brazos agarrando fuerte su cuerpo y presionándolo a contra él.

FRANCIS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora