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Gol D. Roger nunca se cuestionaba nada, no se preguntaba acerca de nada, no es que no le importará, si no que es que creía que todo estaba hecho de una manera por algo, un ejemplo sería la grandeza de los mounstros marinos, este tamaño que poseen bien podría ser para que sean oponentes fuertes o simplemente para tener bastante comida, el nunca cuestionó al destino, ya que pensaba en crear su propio camino sin seguir reglas, si no que para romperlas.
Pero algo rondaba su cabeza últimamente y era.
¿Por qué razón seguía "vivo"? (Si se le podía llamar así a su estado).
No entendía el como era que el pequeño lo viera ¿Acaso sufría de una enfermedad mortal?, ¿Que él sería su guía espiritual?, Podría ser una opción O quizás el niño ya estaba muerto y debía llevarlo al camino de la luz, y nadie realmente estaba vivo, siempre cuando pensaba demasiado su cabeza dolía y juraba que echaba humo de tanto trabajar.
Pero... pero ese día el descubrió algo que cambiaría la forma en que ve todo.
El agua cristalina, las olas en tranquilidad, la arena blanca que adornaba la playa y aquel puerto.
Un pequeño con ojos cristalinos observaba a un pelirrojo mientras la tripulación del adulto estaba terminando de abordar unas cosas.
El pequeño intentaba no soltar lágrimas mientras observaba al pelirrojo delante de él.
—Así que ya se irán— dijo el niño con un leve toque de tristeza en su voz—
—Si, ya hemos estado aquí mucho tiempo, es hora de irnos, ¿Nos vas a extrañar?— El pelirrojo se dió la vuelta y observo al niño el cual tenía una pequeña sonrisa en sus labios—
—Claro que lo voy a hacer, a todos— respondió el de baja estatura mirando al adulto —pero he decidido que no les pediré unirme a su tripulación, seré un pirata por mi cuenta—
—Igualmente no te permitiriamos en nuestra tripulación, eres muy niño para unirte— dijo el pelirrojo sacando su lengua en forma de burla—
El niño molesto se cruzó de brazos inflando sus mejillas.
—Ah sí?! Pues conseguiré una mejor tripulación y seremos más fuertes que ustedes, encontraré el tesoro más grande y yo ¡Monkey D. Luffy seré el rey de los piratas!— Dijo el niño alzando sus brazos a lo que Roger le miro impresionado —
En ese momento un sentimiento apareció en el adulto, algo que quizá hace tiempo que no sentía "admiración".
Admiración por esa pequeña estrella que buscaba su propio camino y que posiblemente esa estrella sea quien guíe a otras a un futuro prometedor.