siete

1 0 0
                                    

Nadaremos nadaremos en el mar el mar el mar que hay que hacer, nadar nadar.

Era de piel trigueña, cabello rizado, ojos achinados y algo gruesa de contextura, no era la típica universitaria que siempre salía con los amigos a fiestas, tampoco era la tímida que no salía, disfrutaba de vez en cuando sus salidas con amigos, habían chicos detrás de ella, la invitaban a salir, pero ella solo aceptaba cuando la soledad la cual no le parecía tan mala, ya le parecía aburrida, sus padres no eran estrictos con ella, pero tampoco eran descuidados, sabían hasta dónde ella podía llegar y casi siempre se quedaba en casa, a veces su vida le podía llegar a parecer muy monótona a los demás, a ella no, no vivía absorta de lo que pasaba en el mundo real, pero era muy raro que algo realmente le importara, era despreocupada de lo que pasaba a su alrededor y si no tenía nada que ver con su familia y sus estudios simplemente no le interesaba, su libro favorito, era un beso bajo la lluvia de Violeta Boyd, libro que no excedía los parámetros que ella tenía para leer un libro juvenil, que no sea cursi era lo único que no debía sobrepasar, si bien quería saber que era lo que sentirse enamorada, no era su prioridad, por eso cuando tenía 16 años, su perspectiva al ver cómo los chicos de su edad solo pensaban en cosas como enamorarse cambió, quizás era madura para su edad o quizás solo no quería terminar con el corazón lastimado como lo hacía la mayoría de su edad cuando se metían a ese tipo de relaciones, ella no le veía sentido tener algo a esa edad, no había relación seria a esa edad y ella se daba cuenta, al igual que Nicolás ella amaba tocar el piano, lo hacía sensacional, era de buen corazón, amaba la naturaleza y si fuera por ella viviría en un lugar deshabitado rodeado por árboles y naturaleza, así, los ruidos de los carros y la gente no estorbarían pero tampoco aceptaba la idea de alejarse de sus padres, no porque no era autosuficiente, era más bien porque no quería dejarlos solos, era hija única, sus padres lo eran todo, su mamá lidiaba con una enfermedad, algo que no parecía tan grave, pero que si no sé trataba de manera adecuada podía matarla, nunca especificó que exactamente sufría, no le gustaba hablar de eso, ella era feliz, no era extrovertida pero tampoco introvertida, era normal, o al menos así lo decía, estaba en la mitad de ser y no ser, un día se sintió mal y fue al hospital, dijeron que todo andaba relativamente bien, no se preocupó, oyó la noticia de que necesitaban un donador de sangre para un paciente que lo tenían al borde de la muerte, ella se ofreció pero su sangre no era compatible con la del paciente, decepcionada por no haberle podido ayudar a aquella persona, igual donó sangre ya que no era algo que ella hacía con regularidad y ya que su sangre era muy rara de encontrar podía ayudar a alguien, así que una vez que donó, le tomaron sus datos y salió del hospital con una bandita en su brazo.

NotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora