8. El dragón.

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Entonces... ¿Me estás diciendo que hay una posibilidad de encontrar a Titi? – preguntó Vegetta a Maximus.

Una vez Willy y Fargan se habían ido, Maximus se apresuró en poner al día a Vegetta con la investigación que estaban haciendo y así intentaban, también, distraerle de lo ocurrido durante las últimas horas.

Sí, pero te necesitamos a ti, Vegetta. Existen dos opciones, que lo tenga la Federación o que esté perdido y ya estoy trabajando en la segunda opción, pero si ellos lo tienen, te necesitamos. Tú eres el único al que he visto enfrentarlos y que no le hagan nada.

El de ojos amatistas escuchó las palabras de su amigo y cerró los ojos. Era cierto que ya "se había enfrentado" a Cucurucho y a la administración. También lo era que, como resultado, le ayudaron en varias de las cosas que necesitaba para su torre, pero ir directamente contra ellos sin ningún tipo de plan era arriesgado, tanto para ellos como para Titi. Y, para ser sinceros, él no tenía la cabeza para planear nada, tampoco para tratar de identificar los pros y contras que podrían darse si iban en contra de la Federación.

El pequeño brócoli era muy importante para todos los héroes de Karmaland y, lógicamente, no iba a dejarles solos en esto, pero quería algo de tiempo para organizar sus pensamientos, poder pensar bien en lo que había ocurrido ese día y llorar las palabras que tantas heridas le habían abierto nuevamente.

Cogió aire y se preguntó cómo rechazar el plan, al menos hasta encontrarse algo mejor, mentalmente hablando; sin embargo, al cruzar su mirada con la de Frank, la idea de negarse desapareció. Pudo contemplar la esperanza en los ojos verdes de su amigo, que en ese instante se había quitado su casco, y, simplemente, no pudo rechazarlo. Después de todo, él era Vegetta y, por mucho que bromeara con que era un ególatra o un creído, siempre antepondría a los demás por delante de sí mismo.

Vale, entremos a casa de Maximus. Tengo algunas ideas para entrar en zonas que estén bien protegidas, pero necesitamos un plan de salida también.

¡Dios, Vege, gracias! Si es que eres el mejor – la voz más animada de Frank le sacó una sonrisa.

En vez de darme las gracias, ¿por qué no vas planeando también algunas cosas, bobito? – escuchó la risa de su amigo y lo vio entrar en la casa junto a Maximus.

En el preciso instante que ambos dejaron de observarlo, Vegetta bajó la mirada y su sonrisa se apagó, era sencillo fingir, pero solo cuando alguien le estaba mirando. Cerró los ojos unos segundos e intentó centrarse y obligarse a pensar únicamente en Titi y, sin conseguirlo del todo, terminó siguiendo a sus dos amigos.

Durante varias horas estuvieron planeando, sobre todo Vegetta, las mejores formas de entrar y salir de las zonas protegidas por la Federación. El plan se fue puliendo poco a poco hasta que tuvieron uno que, al menos, era decente.

– Creo que con esto es suficiente – sentenció el de ojos amatista, repasando el plan con su mirada un par de veces – Podremos entrar a comprobar si está Titi y también tenemos la salida, además las cámaras no serán ningún problema. Si nuestro brócoli está ahí, podremos sacarlo – comentó, aunque se quedó callado, durante unos segundos, al darse cuenta de algo.

¿Qué pasa, Vegetta? – preguntó Maximus, observando el rostro serio y concentrado de su amigo.

Solo me preguntaba si será ese el motivo por el que Rubius ha dejado que experimenten con él. – Ante las caras de sus amigos, continuó con su explicación. – Es lógico pensar que ha sido él quien se lo ha permitido. Rubius puede no ser o parecer un gran peligro, pero es un grano en el culo cuando quiere y dudo que la Federación quiera tener a alguien así molestándoles. Por eso, me pregunto si les ha dejado que lo hagan porque descubrió, o le contaron, que tenían a Titi. Al final, Doblas era la otra persona que tenía un fuerte vínculo con el niño.

Solo unas palabras | Fooligetta | Wigetta |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora