04. belleza

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Roier siempre ha sentido amor, por las cosas o por las personas. No le gusta la violencia, no le gustan las peleas ni ofensas. Le gusta hacer amigos y pasársela tranquilo. Nunca se ha sentido triste, tal vez tuvo una época emo...pero en general siempre ha visto las cosas buenas en la vida.

Sus películas favoritas siempre tienen un romance sano y bonito, no se siente acomplejado con eso. Le gusta llevarle flores a sus amigos en San Valentín y abrazarlos sin que sean momentos especiales. Todos lo consideran como un pan dulce pero el cree que es un pie de queso. Rico, suficiente pero no necesario para todos a menos que sean de gusto específico.

Y no ha parado de rezar, que Quackity le guste el pie de queso por que si no, está perdido.

Después de que haya iniciado su historia de amor—le gusta verlo así— estuvo perdido en su cabeza, pensando en las posibilidades y en los planes que tiene que ingeniarse para que Quackity sienta que es la persona más afortunada del mundo por lo que Roier es capaz de hacer por él.

— El Roier ya se fumó la planta de su abuelo y no nos invitó míen.—Sintió como alguien lo empujó y si no fuera porque se agarró de la mesa se hubiera caído.

— ¡Ey! ¿Qué te pasa mierda?

— Pues andabas todo ido wey—Aldo se excusó y a su lado Rivers le dió la razón.— ¿Ahora que te pasó?

Roier sonrió, sus ojos se iluminaron.— ¡Quackity y yo hablamos!

— No te creo, cada que está un metro cerca tuyo se te hace así.— Rivers juntó la punta de sus dedos dirección arriba.— Si yo fuera Quackity correría del mion de primero.

El castaño se sonrojo y negó.— ¡Cállate! Pinche Rivers, cada vez me confirmas más que los enanos están más cerca del diablo.

— Ja-ja, que lindo— le hizo una de sus típicas flores y siguió comiendo.— A todo esto, de qué hablaste con "Quackity"—pinche mocosa, ¿por qué hace muletillas?— Dinos, ese Quackity está aquí con nosotros-

— ¡Claro! ¡De hecho está detrás de ti!— Aldo señaló a Roier y este sintió como toda la sangre se drenaba por sus agujeros.

Dió una vuelta—nada discreta— ¡y sorpresa! no encontró absolutamente nada...nunca volvería a confiar en ninguno de sus amigos y la risa de todos solo era su sentencia.

— No puedo creer lo culeros que son todos.

— Ya wey, no te achicopales— Rivers le aventó un pedazo de sándwich y con la boca llena, siguió hablando.— ¿Y de qué hablaron pues?

Roier se sonrojó, si lo veía desde un plano distinto en realidad fue diminuta su interacción.— Esteee-

— ¡Se están cagando a piñas por allá!— Todos voltearon a la dirección de Carre, que miraba con los ojos abiertos la escena que se presentaba en la área verde.

Sin pensárselo dos veces, sus amigos y él corrieron para ver quienes eran—claramente no fueron los únicos— y quedaron atrapados entre todos los alumnos que se amontonaron. Pero Rivers como la buena amiga y cooperativa que es—en realidad se sujetó de ella y tenía mejores chances que Mariana y Aldo la siguieran— le tomó la mano y fue haciéndose paso para llegar al frente.

Y vaya sorpresa se llevaron, que ambos chicos se miraron a los ojos con las bocas abiertas para volver a mirar y confirmar que Luzu y Wilbur eran los que se estaban rompiendo la cara ¡en la escuela! ¿A quién se le ocurre?

—¡Que pedo Carre!—Rivers gritó, llamando la atención del castaño.— ¿Qué pasó wey?

— ¡No lo sé boluda! Pasaba por acá para ir por la merienda y que escucho una bofetada tremeeenda.

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