Capítulo 4

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El frío era leve, agradable en un punto, pero no llegaba a hacerme temblar como él me hacía temblar a mí. Su sonrisa amigable y su maravilloso porte me causaba una sensación cómoda.

– Carlisle me has asustado. – Me quité mis guantes llenos de tierra para poder esconder un poco lo mal arreglada que posiblemente la tierra había provocado.

– Le ruego me disculpe, esas no eran mis intenciones, pero quise venir a verla, me gustaría recordarle que tenemos una conversación pendiente. – Caminó unos pasos hacia mí.

– Como olvidarlo, por favor sígame a la mesa del té, pediré que nos traigan un poco para calentarnos. – Él asintió y lo guié por el camino central, llevándolo al centro del jardín. Un lugar perfecto para charlar, silencioso y pacífico.

– Cuénteme Carlisle, como conoció a los Vulturis. – Una amable empleada nos trajo un juego de té con algunos postres.

– Primero, me gustaría que dejáramos él usted por tú, después de todo, ese era el trato ¿No lo cree? – Sonreí dejando la taza en la mesa, le respondí un "Por supuesto, ese es el trato" después continuó – Conocí a los Vulturis en un viaje a Italia hace no muchos años, mi madre murió al darme a luz, no tenía hermanos o hermanas así que solo éramos mi padre y yo. Mi padre era un pastor anglicano, se dedicaba a cazar criaturas "Sobrenaturales", nunca creí que eran verdaderos esos mitos, pero el sí, por lo que él me crió para seguir sus pasos, después de una pelea entre mi padre y yo decidí irme cuando cumplí veintitrés años, dos años después en mi viaje a Italia me encontré con los Vulturis en un seminario médico, yo ya tenía más de un año estudiando medicina y ellos me ofrecieron quedarme en Italia siguiendo mis estudios. De verdad lo aprecio mucho, me han ayudado desde que los conocí y cuando me ofrecieron venir a Inglaterra por un tiempo no dudé en aceptar.

Observé a Carlisle en todo momento, no puedo imaginar lo duro que fue para él todo el cambio en los últimos años. Su historia era un poco triste, perder a su madre a temprana edad, más tener a tu padre persiguiendo cosas que no existen debió ser difícil. Si mis cálculos no me fallaban, Carlisle tendría unos veinticinco o veintiséis años aproximadamente, qué raro parece un poco menor.

– Lamento escuchar sobre tu madre Carlisle, no podría imaginar lo que sientes al irte de casa.

– No te preocupes Aurora, no la conocí en realidad, solo éramos dos de nosotros, conforme el tiempo pasaba yo me desesperaba por no compartir las ideas con mi padre. Creo que fue lo mejor para mí irme de ahí. – Intentó sonreír, puse una mano sobre la suya para intentar subirle el ánimo.

– Creo que tienes razón, si no hubieras ido a Italia, no habrías conocido a los Vulturis y no hubieras venido al palacio. Creo que el destino tenía un camino diferente al que tu padre tuvo. Uno más brillante. – Lo miré a los ojos, él no dijo nada, solo me miró, no sé cuanto tiempo fue, pero ya no sentía el nerviosismo, era más una clama y paz plena.

– Un camino que estaba oscuro ahora, tal vez, no lo esté tanto. – Su comentario me hizo soltar una sonrisa enorme. – Tu turno Aurora, ¿Cuál es tu historia? – Mi mano seguía tomando la suya, baje mi mirada y él lo hizo también, soltamos una risa para después soltarlas sintiendo un frío más impactante del de su contacto.

– Bueno, como sabes soy la segunda hija de los actuales reyes de Inglaterra, tú naciste aquí ¿No? No eres italiano, eso es seguro, tienes acento británico. – Carlisle rió.

– Qué lista princesa, tienes toda razón, soy británico, nací a las afueras de Londres en 1843.– Lo sabía, o sea que él tiene unos veintisiete años ahora.

– Gracias por el dato. Bueno, yo nací a mediados de marzo, casi finalizando el invierno e inicio de la primavera. Mi infancia fué mayormente atendida por mi nana Clara, ella es unos años mayor que mi madre, como ellos estaban ocupados con sus deberes y mi hermana en el internado desde corta edad, no podían cuidarme todo el tiempo, Clara siempre fue cercana a mis padres, su madre era dama de compañía de mi madre antes de casarse con mi padre. Resumidamente, Clara es como mi madre postiza. No me quejo, fue una infancia maravillosa, algunas veces me la pasaba sola o con mi institutriz, aprendí sobre literatura, artes y música. Tal vez no lo que yo quería en su totalidad, pero al menos tenía conocimientos básicos sobe las cosas. Nunca me gustó tener a alguien detrás de mí, así que cuando intentaron ponerme a una chaperona me encerré dos días en mi cuarto, me negaba a salir si ella me seguía a todas partes. ¿Puedes creerlo? ¡Por el amor al cielo! ¡Ella me acompañaba hasta el baño! – Carlisle soltó una carcajada, fue glorioso, nunca lo había escuchado reír. Quisiera escucharla en más de una ocasión en el futuro. Soltó un comentario, él decía que no lo imaginaba y que si le pasara algún día él haría lo mismo.

If you jump, I jumpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora