Tranquila era la noche, los ruidos de la naturaleza nocturna junto con el sonido del agua en las fuentes era lo que podía escuchar, me gustaría decir que era lo que también veía, pero sería una mentira, sus ojos era lo único que mi visión apreciaba ahí estaba él, no lo entendía ¿Por qué me había seguido hasta aquí?
– Lamento interrumpir su alteza, solo quería asegurarme que estaba usted bien, noté que no fue por un vaso de agua, así que fui a buscarle uno ¿Gusta?– Dijo con una hermosa sonrisa ofreciéndole el vaso.
-- Muchas gracias, Lord Cullen, no debió molestarse.-- Tomé el vaso de agua y tomé un poco tratando de que no vea cuanto el amable gesto, me había causado.-- Lamento si no terminamos nuestra conversación hace un momento, fue muy hostil de mi parte salir de esa manera le ruego me perdone.--
– Su majestad no tiene que preocuparse, lo entiendo perfectamente, verá soy médico, entiendo lo que algo de multitud hace algunas veces.--
–¿Médico? Que interesante si fuera por mí estudiaría lo mismo, pero ya sabe solo hay espacio para enfermeras hoy en día, espero que mi hermana pueda hacer algo con eso algún día, por favor Aurora está bien, los estaré acompañando por casi toda su estancia, las formalidades podríamos dejarlas de lado ¿No lo cree?--
– Me encantaría dejarlas su majestad, pero no sería correcto de mi parte, usted es una princesa, no podría faltarle el respeto de tal manera.-- En su rostro solo encontraba un rastro de pena, lo entendía, pero no lo aceptaba.
– Le aseguro que no es ninguna falta de respeto, entiendo su moral y es por eso que le ofrezco un trato mi lord.-- Lancé una mirada segura, él subió su ceja de manera interesada, debería ser penalizado, pues me ponía nerviosa su mirada mas no dejaría que me ganaran los nervios.
– ¿Qué propone su majestad?-- Enderezó su espalda.
– Usted y yo dejaremos las formalidades a un lado, en la soledad seremos solo Aurora y Carlisle, así ni usted ni yo seremos juzgados o habrá malentendidos. Que dice ¿Acepta?-- levanté mi mano esperando su tacto. Pareció pensarlo dado que tardó unos segundos en responder, sus ojos parecían buscar algo en mi mirada, algún tipo de inseguridad o debilidad, pero estaba decidida a no dejar escapar la oportunidad.
–Tenemos un trato Aurora.-- Escuchar mi nombre salir de su boca fue una maravilla, no pude más que sonreír y cuando él tomó mi mano una sensación de calor me invadió y quiero pensar que a él también, ya que ese choque nos hizo mirarnos, oro y plata parecían querer volar. El reloj sonó y me di cuenta de que se me pasó el tiempo, debía irme a la cama para mañana comenzar con el itinerario estrictamente planificado.
– Bien Carlisle, es hora de irme, es tarde y mañana tenemos un itinerario que seguir, con su permiso, me retiro.-- Hice una reverencia para después comenzar mi camino hacia dentro del castillo.
– Espere Aurora.-- Voltee y él se acercó a besar mi mano justo como lo hizo hace un rato.-- Ahora si buenas noches su alteza. – Sonrió y yo con el corazón en la garganta me fui a mi habitación.
Después de arreglar mi camisón para dormir, empiecé a repasar lo que sucedió en el baile, mis emociones estaban a flor de piel y no entendía que me pasaba, estaba siendo una tonta al notar mis emociones tambalear por alguien que conocí hace menos de tres horas, mi lado racional me incriminaba, pero mi corazón no entendía que pasaba y eso me confundía de una manera que me hacía generar migraña. Esperaba que el día de mañana no fuera tan confuso, ya que sería el primer día de casi un año de convivir con él y los Vulturis, con ya la migraña y el extremo uso de mí misma por una noche el cansancio se apoderó de mí y con él, sueño y la oscuridad absoluta.
—
El ruido de las cortinas abrirse y el frío de ahora las ventanas abiertas me indicaban que la mañana había llegado, al abrir mis ojos ellos se acostumbraron rápidamente, ya que al ser principios de octubre el clima empezaba a bajar constantemente, ya no hay sol caliente, solo uno que se ve borroso, pues las nubes no lo dejaban relucir, y no lo harán hasta casi terminar la primavera el próximo año.
Mi nana Clara ya estaba con el vestido para ese día, Clara había estado conmigo desde los cinco años, era un poco mayor que mi madre por lo que la veía casi como a una madre postiza, era una mujer preciosa, sus ojos marrones te hacían sentir cálida con solo verlos, ella era algo robusta y con el pelo caoba más rizado y suave al toque, su dulce canto me hacía dormir de pequeña y sus abrazos eran los más reconfortantes del mundo. Me levanté para tomar un baño rápidamente mientras que Clara traía mi desayuno. Después de mi baño, Clara ayudó a vestirme, usando mayas para el frío y mi vestido verde de manga larga con un saco y botas a juego. Me peinó con un bello moño bajo para finalmente ponerme mi sombrero.
–Te luciste Clara, estoy impecable. – Le sonreí mientras miraba el maravilloso trabajo realizado. Camine hacia la terraza que tenía una vista bellísima a mis jardines. En ella se encontraba una mesa junto con mi desayuno, me senté y clara llegó a mi lado.
– No es nada Aurora, sabes que siempre lo mejor para ti, además hoy es importante para ti, con lo de los invitados y eso creí que un buen conjunto te ayudaría, y eso no es todo, pedí en la cocina que te hicieran tu favorito, ya sabes para tomar las energías que necesitas. – Dijo destapando el plato y sirviendo el té.
– Oh Clara, que haría yo sin ti, te lo agradezco muchísimo, fue muy considerado de tu parte.-- Tomé un poco de mi desayuno, huevos, tocino y panqueques, Clara lo sabía mejor que nadie, pues desde hace años me conoce incluso mejor que mi familia.
Desde que comprendí que al no ser la heredera venía con soledad la mayoría del tiempo, mis desayunos fueron traídos a mi cuarto por petición mía, eso me daba tiempo de aclarar mis emociones y prepararme para el día a día y, cuando Clara esta, es más pacífico y cómodo que estar en un silencio incómodo con mi familia. No me malentiendan amo a mi familia, pero algunas veces estar contigo misma es mejor remedio que una medicina.
– Ví que estabas con alguien ayer querida.-- Detuve mi mano con la taza de té en ella, ¿Me vio ayer con Carlisle?, tomé un sorbo del té pensando en que responder. – Muy apuesto he de decir, rubio, alto y con una sonrisa maravillosa. Apuesto que es de los huéspedes italianos, no la había visto antes por aquí.-- Me dió una mirada divertida al ver mis movimientos detenerse. Al asumir que no había caso en ocultarle lo que pasó ayer, decidí que era mejor contarle sobre Carlisle.
– A ti no se te escapa nada Clara, su nombre es Carlisle, Carlisle Cullen, tienes razón, es uno de los invitados de Italia, pero dudo que sea Italiano a diferencia de Aro o sus hermanos, no tiene un acento italiano marcado, es más uno británico, lo conocí después de conocer a los Vulturis, Clara, nunca había visto algo tan bello como sus ojos dorados, sé que es imposible y puede que los confunda con un color miel, pero juro que brillaban tal oro en corona. Y no imaginas, es todo un caballero, es atento y gentil. Nunca había visto alguien igual, parecía más un príncipe o un rey que a un lord. --Clara me veía con una enorme sonrisa.
– Mi querida Aurora, suenas igual a mí cuando conocí a mi querido Henry, suenas maravillada con ese Lord, dime ¿Te agradó?
– Clara, él es maravilloso, es una persona muy encantadora. ¿Agradar? Claro que sí, mi corazón dio vueltas cuando me miró a los ojos y mi estómago parecía querer sacar las mariposas dentro de él.-- Ella me miró de una manera tierna y maternal, ¿Qué dije?
– Mi bella princesa, parece que el Lord Cullen te hechizo el corazón, dices las cosas con una mirada en tus ojos que indica que movió tus sentimientos de manera repentina.-- Claro que tenía razón, lo conocí a noche y mi corazón se movió como nunca antes. – Diría que es amor, pero es muy pronto para saberlo mi niña, tendremos que terminar esta conversación después, se te hace tarde para el recorrido.
Dios mío Claratenía razón, estaba a nada de ser las diez en punto, justo a la hora en que cite a nuestros huéspedes italianos. Me terminé el té de un sorbo y salí corriendo hacia el pasillo principal, en lo que caminaba lo más rápido posible, pensaba en lo que había dicho, Clara. ¿Amor? Era muy pronto, pero, ¿Atracción? Tal vez era la palabra que necesitaba. Aurora concéntrate, necesitarás fuerza emocional para verlo otra vez. Abrí las puertas y, qué vergüenza, ya estaban todos ahí. Voltearon a mirarme y ahí estaba de nuevo, las mariposas y el nerviosismo por verlo a él.
ESTÁS LEYENDO
If you jump, I jump
RomantizmEn 1870, un baile de bienvenida es organizado por la princesa de Inglaterra hacia los viejos amigos de sus padres, los Vulturis. En donde la princesa Aurora conocerá a alguien que le cambiará la vida entera y sobre todo, la amará incondicionalmente...