Después de entrar a su habitación, Megumi se arrojó sobre su cama y hundió el rostro entre las sábanas tratando de tranquilizarse y sobre todo de quitar el estúpido aroma a frutas que le picaba en la nariz por culpa de Gojo. Respiró profundo y pronto percibió el aroma perfumado del suavizante de telas. Aspiró una, dos veces y luego se giró para quedar recostado sobre la cama. Se quedó ahí, en silencio, mirando a la nada y sintiéndose jodidamente frustrado y molesto. Odiaba esto de ser un omega. Odiaba estar embelesado del estúpido alfa que era Satoru Gojo.
Sabía que el hombre no era su alfa, nunca le había hecho o dicho nada, pero no podía evitar sentirlo como tal después de 9 años de vivir juntos y que de repente el albino llegara a casa, a SU casa, algo que Megumi consideraba como su territorio, con el aroma de otro omega marcándolo, lo hacía sentir terriblemente herido. Entendía que no podía evitarlo, después de todo, Gojo era un alfa libre y estaba en su derecho de buscar a otros omegas, pero Megumi no podía evitar sentirse traicionado. Además, no había sido sólo hoy, ese aroma había estado sobre su maestro desde hacía un par de semanas reclamándolo y finalmente hoy, Megumi había explotado. Sintiéndose como un tonto, suspiró cansado y pensó que realmente necesitaba una ducha de agua caliente para relajarse un poco.
Un par de minutos después, Megumi salió del baño y se colocó la pijama antes de desbaratar su cama y acomodar las colchas formando un pequeño intento de nido. Él y su omega necesitaban sentir que aún tenían algo en esa casa que podían llamar suyo, así que se metió entre las sábanas y se hizo bolita, aspirando su propio aroma para consolarse.
"¿Megumi?". La voz de Satoru fue un suave susurro al otro lado de la puerta. Tan tersa y sumisa que rayó en lo suplicante e hizo que su omega saltara alarmado y ansioso dentro de él. Su querido maestro, su alfa parecía buscar su consuelo. Sin embargo, Megumi no se movió, a pesar de la punzada de angustia en su corazón, y se obligó a quedarse quieto debajo de las sábanas, aún recordando aquel aroma sobre Gojo. El hombre no lo necesitaba, Gojo ya tenía un omega y no era él.
Satoru esperó pacientemente afuera de la puerta de Megumi. Esperando escuchar cualquier sonido, cualquier indicio que le dijera que Megumi estaba dispuesto a hablar con él. Esperó y esperó, y lo único que obtuvo fue el sombrío silencio del omega. Suspiró cansado. No quería presionar a Megumi, pero el niño no le estaba dejando más opción.
"Gumi... Voy a entrar". Con el corazón golpeando fuertemente dentro de su pecho por la ansiedad y los nervios, Gojo tomó la perilla y la giró. Gracias a los cielos, la puerta no tenía el seguro puesto.
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Tuyo
FanfictionMegumi y Gojo han vivido juntos durante nueve años. Ninguno nunca ha dicho nada, pero de alguna manera ambos saben que le pertenecen al otro, por lo que su convivencia alfa-omega se ha mantenido estable durante todo este tiempo. Sin embargo, desde h...