Glowing in the dark

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Subí la pequeña colina y arrojé la rosa a su tumba.

6 meses habían pasado desde que Tiago había fallecido. Me rompió completamente.

Me abracé intentando darme algo de calor, una ráfaga de viento hizo que me diera escalofríos.

-hola amor- susurré y me agaché para limpiar las hojas que cubrían sus placas- felices 4 años- sonreí triste porque si, hoy íbamos a cumplir 4 años de ser novios- te traje una rosa, como cada mes y ademas- del bolsillo saqué una cajita pequeña y la puse frente a las letras "Tiago Uriel Pacheco"- te traje chocolates, tus favoritos- apreté mis labios con fuerza sintiendo como un nudo se formaba en mi garganta y las lágrimas amenazaban con salir de mis ojos- te amo, vendré en 1 mes- me levanté, acomodé mi campera y caminé hacia el auto que me estaba esperando.

Limpié las pocas lágrimas que se escaparon y me subí.

-a donde quiere ir, señor monzon? Le recuerdo que tenía una junta hoy...

-a casa, no tengo ganas de ir a otro lado. Pospondré la junta para otro día- él chófer solo guardó silencio y empezó a manejar.

Solo me dedicaba a mirar por la ventana cuando siento que algo acaricio mi mejilla, me voltee y no había nadie. Debió haber sido el viento.

Acaricié mis cienes estresado, estaba cansado.

Estar sin Tiago era una tortura. Me alejé de mis amigos y de mi familia, solo me dedicaba a mi trabajo y a ponerme en pedo.

Me faltaba mi otra mitad.

Apoyé mi mano en el asiento sin quitar mi vista de la ventana, el clima estaba horrible parecía que iba a llover pronto.

Un peso sobre mi mano me hizo voltear, me pareció ver.... no, estoy loco. Sería imposible.




Al llegar a casa tire mi abrigo al sillón tratando de ignorar aquella sombra que me perseguía desde el auto y me fui a preparar un café, la casa estaba tan vacía...

-Mau mira!

-que?

-So- se reía en mi cara mientras me tiraba harina, estábamos haciendo galletitas- JAJAJAJA

-a sos gracioso? Yo más- agarré el glaseado y se lo empecé a tirar en el pelo comenzando una guerra de comida.

-nooo paraaaa

-jodeteeee- empezamos a correr por toda la casa cuando caímos en la sala ambos agitados y riendo mirando el techo.

-casemonos- lo miré tratando de regular mi respiración y sonreí.

-que, casquito?

-casemonos- repitió y se apoyó en su codo para verme mejor- te amo y quiero pasar el resto de mi vida contigo- y cuando menos me lo esperé sacó una cajita negra de su bolsillo- se casarias conmigo, Mauro Monzon?

-mierda, si, si, obvio que si- me lance sobre él y lo besé de una forma tan necesitada y llena de amor como me fue posible, él solo sonreía a medias intentando colocarme el anillo- ahora soy Monzon de Pacheco

-y yo pachecho de Monzon- reímos- espera a que se lo cuente a mi madre, se cae de culo

-tarado- reímos. Nos pasamos toda la tarde entre besos y mimos olvidando que teníamos la cocina hecha un caos, no nos importó.

Estábamos comprometidos.




Una notificación hace que salga de mis recuerdos. Paulo.

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