Otro día había comenzando, pero, está vez el chico se había quedado desde ayer despierto... Y pudo notar como el lugar ahora había cambiado por si misma, pero...
-¡AGHHH, YA ME ESTOY ARTANDO!
El chico, exhausto por haber pasado toda la noche sin dormir y frustrado por los constantes cambios en el lugar, expresa su frustración en voz alta. La acumulación de emociones y el agotamiento se manifiestan en su voz y en su actitud.
El chico se sienta en el suelo y cierra los ojos, no sabía cuantos días habían pasado, pero para él fue como si este rumbo fuera infinito con cada paso que da.
El chico se encuentra nuevamente en el bosque, el lugar donde inició su aventura llena de preguntas y búsqueda de respuestas. Sin embargo, en este momento, siente que ha llegado a un punto de agotamiento y que desea regresar a una vida más normal y tranquila.
El chico reflexiona sobre todas las experiencias que ha tenido durante su viaje y reconoce el valor de cada una de ellas. Ha aprendido lecciones importantes, se ha encontrado con personas interesantes y ha experimentado momentos de autodescubrimiento. Sin embargo, también entiende que buscar respuestas constantemente puede ser agotador y puede afectar su deseo de llevar una vida más ordinaria.
Con esta comprensión, el chico decide que es hora de dar un paso atrás y encontrar un equilibrio en su vida. Quiere apreciar las cosas simples y disfrutar de las rutinas diarias sin la presión constante de buscar una respuesta definitiva.
El chico toma un momento para agradecer y despedirse de este lugar que ha sido testigo de su travesía. Sabe que siempre puede regresar en el futuro si siente la necesidad de continuar su búsqueda, pero por ahora, opta por dejarlo atrás y seguir adelante.
El chico camina sin un rumbo específico, con el deseo de salir de aquel lugar y tener una vida normal. Mientras avanza, observa atentamente su entorno en busca de una salida clara.
A medida que camina, el chico se da cuenta de que encontrar una salida puede requerir un enfoque diferente al que ha utilizado hasta ahora. Decide dejar de lado la obsesión por encontrar respuestas y, en su lugar, se centra en el presente y en disfrutar de su caminata.
Con cada paso, el chico se permite apreciar la belleza de la naturaleza que lo rodea, los sonidos del bosque y la sensación del suelo bajo sus pies. Encuentra consuelo y calma en la simplicidad y en la conexión con el entorno que antes le parecía tan familiar.
A medida que camina, el chico también reflexiona sobre cómo puede llevar esa sensación de normalidad y tranquilidad a su vida cotidiana una vez que salga de este lugar. Comprende que la vida normal no significa necesariamente una vida sin desafíos, sino más bien encontrar equilibrio y disfrutar de los momentos sencillos.
Con esta nueva perspectiva, el chico se siente más tranquilo y confiado. Aunque aún no ha encontrado la salida del bosque, sabe que el camino correcto se revelará cuando sea el momento adecuado.
Finalmente, el chico continúa caminando, confiando en que encontrará el camino de regreso a una vida normal. Mientras avanza, lleva consigo la sabiduría y las lecciones que ha adquirido en su viaje, y se prepara para enfrentar cualquier desafío que se le presente en su búsqueda por encontrar la calma y la normalidad en su vida una vez más.
El chico se detiene frente al arroyo, sorprendido al encontrarse nuevamente en el mismo lugar donde comenzó su búsqueda. Observa el agua que fluye suavemente, recordando las emociones y los pensamientos que lo acompañaron en su primera visita.
En ese momento, una sensación de calma y serenidad lo envuelve. Se da cuenta de que, a pesar de haber recorrido un largo camino y enfrentado múltiples desafíos, ha vuelto al punto de partida.
El chico se sienta en la orilla del arroyo, permitiendo que la tranquilidad del entorno lo envuelva. Reflexiona sobre su viaje, sobre las lecciones aprendidas y las experiencias vividas.
Repentinamente, él nota una luz que energía en el centro del arroyo.
El chico, sorprendido por la inesperada luz y energía que emana del centro del arroyo, se siente intrigado y atraído hacia ella. Se acerca con cautela, sintiendo una mezcla de emoción y curiosidad en su interior.
A medida que se acerca, la luz brilla con mayor intensidad, envolviendo todo el entorno con una energía cálida y vibrante. El chico se detiene a pocos pasos del borde del arroyo, contemplando maravillado la escena que se desarrolla frente a él.
La luz, resplandeciente y brillante, parece transmitir un mensaje silencioso pero poderoso. El chico siente una conexión profunda con esa energía, como si estuviera tocando la esencia misma de su búsqueda y propósito.
Movido por una fuerza interna, el chico se arrodilla junto al arroyo, extendiendo su mano hacia la luz. A medida que sus dedos se sumergen en el agua, la luz se expande y lo envuelve por completo.
En ese momento, el chico siente una oleada de claridad y comprensión. Una sensación de unidad y conexión con todo lo que le rodea lo llena, y todas las respuestas parecen estar contenidas dentro de esa luminosidad.
Y en ese entonces, la luz desapareció. Y para su sorpresa, el mar reflejaba a un niño con un cabello de color blanco y ojos rojos.
El chico, asombrado por la desaparición repentina de la luz y la aparición del reflejo de un niño en el arroyo, se acerca para observar con mayor atención. El reflejo parece transmitir una sensación de inocencia y pureza, llamando la atención del chico de inmediato.
Y entonces, el agua lo envolvió e hizo sumergir al chico.
El chico, sorprendido por la repentina inmersión en el agua, se sumerge en sus profundidades con asombro y un atisbo de intriga. A medida que el agua lo envuelve, siente una sensación de calma y serenidad que lo tranquiliza.
Mientras flota en el agua, el chico se deja llevar por su corriente suave y reconfortante. Observa la vida marina que lo rodea, maravillándose con los colores vibrantes y la belleza silenciosa que encuentra bajo la superficie.
Pero de un parpadeo, una luz iluminó al chico, y una gran voz se escuchó:
-Perdona por la demora. Estuviste divagando entre un lugar a otro que me fui difícil encontrarte, pero ahora... Tendrás tu vida.
Y sin poderle hacerle una pregunta. Una fuerza invisible empujo hacia a un agujero extraño.
Y unas luces multicolores aparecían sobre sus ojos, no sabía que estaba pasando, pero parecía que estaba en una especie de tunel.
El chico, desconcertado por las luces multicolores que aparecen sobre sus ojos y la sensación de estar en un túnel, se encuentra en un estado de asombro y curiosidad. Observa con atención las luces, dejándose llevar por la experiencia mientras la fuerza invisible lo avanza por el túnel sin dar señales de un fin.
A medida que avanza, las luces danzan a su alrededor, creando patrones y formas fascinantes. El chico se siente inmerso en un ambiente mágico y surrealista, como si estuviera siendo transportado a un nuevo reino de posibilidades.
A medida que el chico continúa avanzando por el túnel de luces, experimenta una transformación interna.
En algún momento, las luces comienzan a desvanecerse gradualmente, dejando al chico con una sensación de paz y renovación. Sentía la sensación que por fin esto iba a terminar, y creyó ciegamente.
El chico, listo para explorar el mundo con una nueva visión y un espíritu renovado. Está decidido a vivir una vida llena de significado y propósito, llevando consigo la magia y el conocimiento adquirido en su viaje de autodescubrimiento. Todo su cuerpo se siente húmedo, como si el agua nuevamente lo envolvió.
Y con preguntas en su cabeza, algo le obligo a que sus ojos quedarán cerrados mientras una voz, pero diferente que el escucho, resonó.
-¡Bell!
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Danmachi: Tu Sueño
Fanfiction¿Sabes quién eres? -No... No sé quién soy, ni porque estoy aquí. Que lastima. -Pero... Siento que un pequeño sentimiento extraño, siento... Que he perdido algo. Siento que he perdido a... alguien... Dime, ¿Tienes algún sueño? -Un sueño... No, no ten...