Una brisa fresca acarició su rostro, el calor de los primeros rayos del sol tocaron sus mejillas, escuchó el suave canto de algún ave local, pero todavía se negaba abrir los ojos. Sintiéndose cómoda y segura en los brazos de su esposa, deseaba disfrutar de este placer mañanero un poco más.
En la distancia alcanzó a escuchar algunos murmullos, probablemente Eri había pasado la noche viendo algún programa o se había despertado temprano, lo que sea con tal de que no interrumpiera su perfecta mañana.
La vida en la tierra sin duda era envidiable, poco a poco abrió los ojos, sintiéndose levemente abrumado por el brillo del sol, faltaba poco para el verano, pero el calor ya se hacía sentir en las noches. Tuvo la ingeniosa idea de dejar la ventana abierta para sentir frío y fue la excusa perfecta para acurrucarse en los brazos de su esposa.
Poco a poco se fue acostumbrando a la luz del día, las mañanas en la tierra aún le parecían mágicas y especiales, sobre todo desde que tenía a Suletta a su lado. Su atención ahora estaba fija en el rostro dormido de su esposa.
Su respiración era lenta y suave, su expresión tranquila e inocente como siempre, sus labios ligeramente entreabiertos eran una deliciosa tentación, una que Miorine no pudo resistir. Con el mayor cuidado y cariño acarició los labios de Suletta con los suyos, deseando que todavía no despertara. Se apartó ligeramente, volviendo a admirar la expresión dormida de su esposa, ahora manteniendo su rostro a un mínimo de distancia.
-¡Miorine, ¿todavía estás dormida?!-y así su mañana perfecta fue interrumpida por la molesta voz de Eri, maldijo por lo bajo a su yo del pasado que se dejó convencer para dormir con el intercomunicador de Eri, ¿Por qué le pareció buena idea?... cierto, fueron los grandes ojos cerúleo de Suletta.
Con preocupación mantuvo su vista fija en Suletta, afortunadamente Eri decidió solo molestarla a ella, posiblemente adivinó que ya estaría despierta, se había acostumbrado a su horario en sus viajes.
-si no respondes es porque sí, o porque estas manoseando a mi hermana...-y antes de que continuara, silenció el dispositivo, solo hasta que se levantara, aunque muy probablemente se quejaría con Suletta después.
Ahora rezaba porque Suletta no despertara todavía, o vería el fuego en sus mejillas. No estuvo haciendo nada inapropiado ¿cierto?, Suletta era su esposa, así que tenía derechos...
Prefirió ignorar esa línea de pensamientos y levantarse, o sino Eri molestaría a Suletta, y quería que descansara un poco más. Habían pasado casi dos semanas desde que se vieron, tenía sentido que Suletta se quedara hasta tarde hablando de su nueva escuela, de como mejoraba ella y su madre, de cómo los niños aprendían tan rápido, entre muchas cosas más.
Intentó salir de la cama, pero unos brazos ajenos evitaron que se alejara. Suletta ya había recuperado la movilidad, todavía debía ayudarse con muletas, pero sus brazos ya habían recuperado su fuerza inicial. Detuvo un momento sus movimientos, tentada de volver a acurrucarse en los brazos de Suletta.
Se giró ligeramente, estudiando si Suletta ya estaba próxima a despertar, se sorprendió al encontrarse con los azules turquesa de Suletta, a veces sus ojos le recordaban al mar.
-buenos días-saludo Suletta, con voz todavía somnolienta, pero con una genuina sonrisa enmarcando su rostro.
-buenos días-correspondió, un poco apenada-¿te desperté?
No le respondió al instante, la mirada amable de Suletta recorrió su rostro, como su mirada hizo solo momentos atrás. Sus cálidos brazos, que siempre le ofrecieron seguridad, empezaron a moverse. Una mano tibia acarició su mejilla con cariño, todavía negándose a darle una respuesta.
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OTRA MAÑANA NORMAL
RomanceSolo otro día común en la vida de Suletta y Miorine como esposas. https://youtu.be/4MSEPYgl0Kg