Capítulo 2

64 13 7
                                    

Llegaron en el tiempo planeado a las afueras de la ciudad, el tráfico estuvo de su parte y tuvieron un trayecto sin contratiempos, salieron del vehículo recibiendo los rayos del sol de esa hora, miraron el edificio de la estación de policías que sería su base de operaciones mientras durara ese caso y caminaron hacia allí, siendo recibidos por el jefe de aquella comisaria.

—Muchas gracias por atender a nuestro llamado, este caso ya se escapa de nuestras manos—. El hombre estrecho la mano de Kao apenas lo tuvo en frente.

—Es nuestro trabajo, ahora si es tan amable, ¿podría mostrarnos el lugar en donde trabajaremos?

—Por supuesto—. Le dio la espalda y los condujo al interior del edificio, atravesando varios pasillos hasta que llegaron a una sala de conferencias que estarían usando como base.

El equipo trabajo arduo durante el resto del día, mirando todas las pruebas que tenía la policía local, los informes forenses y lo que habían encontrado alrededor de las victimas al momento de hallar sus cuerpos, sin tener nada en concreto todavía, tanto que ya eran más de las dos de la tarde y aun no habían salido de aquella sala, hasta que el silencio que allí reinaba fue interrumpido por el sonido del teléfono de Krist repicando en su bolsillo.

—Hola, por fin te comunicas con nosotros, ¿tienes algo? —. Se trataba de Farida que por fin habia encontrado algo que pudiera servirle al equipo.

—Por suerte para ustedes, encontré algo que les puede interesar.

—Déjame colocarte en altavoz para que todos lo escuchen—. Coloco el teléfono en el centro de la mesa —Adelante, todos están esperando por ti.

—Después de volverme loca buscando algunas cosas sin sentido, este caso resulto ser bastante fácil en comparación con otros que hemos investigado, solo hacía falta no pensar tanto y ver lo evidente—. Comenzó su exposición —Descubrí que las victimas en efecto iban al mismo lugar para recibir terapia por depresión, en estos momentos estoy enviando la dirección a sus teléfonos, con un listado de quienes asistían al lugar, por suerte no tenían tantos protocolos y lo compartieron conmigo—. Se podía escuchar el teclado de la computadora mientras lo hacía y con pocos protocolos se refería a que fue fácil ingresar a su base de datos para extraer la información que necesitaba.

—Gracias Farida lo tenemos desde aquí—. Se despidió Kao haciéndole señas a los demás para ir a los vehículos que les habia proporcionado la policía local.

Krist tomo su celular y los siguió rápidamente, venia la parte emocionante de su trabajo, poder ir al campo para atrapar al malo, se movieron por aquellas calles a toda velocidad, incluso activaron las sirenas consiguiendo que los conductores de las atestadas calles de las afueras de Bangkok se apartaran para darles paso, no paso mucho tiempo para que supieran que estaban cerca de su objetivo, aquel edificio al cual se dirigían era algo pintoresco para el gusto de ellos, muchos colores brillantes por todas partes.

Entraron al estacionamiento viendo como una auto salía del mismo, no se detuvieron, tenían un objetivo, así que apenas el vehículo en donde iban se detuvo, todos bajaron rápidamente, estaban preparados para todo, con sus armas y los chalecos antibalas puestos ingresaron al edificio, decidiéndose por subir al piso que les habia indicado Farida a través de las escaleras, encontrándose de frente con la sala de espera de un consultorio psicológico, sorprendiendo a todos los pacientes que allí se encontraban.

Los murmullos no tardaron en llegar, todos querían saber que pasaba, pero con total calma Kao se acercó hacia donde estaba la recepcionista y pregunto: —Buenas tardes, somos de la policía de Bangkok, necesitamos información, ¿quién es el líder del grupo de ayuda al que asistía Leila Tanipan—. Ese era el nombre de una de las victimas que habían encontrado, para su desgracia Farida encontro que todas asistían al mismo centro médico, pero no quien era el mentor del grupo de ayuda.

Lo Que Nadie VeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora