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capitulo 108

"¿Te duele el brazo? ¿Qué hay de tus hombros?

"No duele en absoluto".

Le di una sonrisa tranquila a Lord Luden, quien insistió en instarme a pagar mi deuda, y volví a envainar mi espada, girando la cabeza a izquierda y derecha.

"¡Increíble!"

La apariencia frustrada de Sir Luden fue muy divertida.

¿Por qué me miras?

Guau. Después de hacer ejercicio por un tiempo, mi cuerpo está relajado y fresco.

Ahora que lo pienso, decidí ser flojo esta vida, así que no hice nada de ejercicio.

Un poco molesto, pero... . Estoy preocupado por la pérdida de masa muscular, así que intentaré hacer algo de ejercicio ligero de ahora en adelante.

"Tres, Dios mío... ! Ahora, supongo que la Princesa Argenthoz quiere usar una espada.

"Por cierto, ¿acabas de ver la práctica con la espada? Tal vez sea porque es alto, ¿no es un poco genial?"

"¡¿Sí?! ¡Qué estás hablando ahora! ¡Esa persona es la Princesa Argenthoz!"

"No, bueno, así es... . ¿No puedes hablar? que."

Aquellos que me vieron balanceando mi espada con Lord Luden en un rincón cerca del cobertizo del carruaje podían escuchar murmullos.

¿Qué está diciendo ahora?

No fue gran cosa, así que me aclaré los oídos, agarré mi espada y me dirigí al café Dailing, donde estaba esperando Cordelia, y le dije a Lord Luden.

"Kyung, espera cerca de la cafetería".

"Si, princesa."

Después de que Sir Luden, que había respondido con prontitud, desapareciera, respiré hondo y caminé hacia el café que había prometido con Cordelia.

Los ojos de la gente están fijos en mí.

y... .

'Es lo mismo aqui.'

Me llamó la atención el Diling Café donde conocí a Ludnine por primera vez.

Ojalá hubiera vuelto con él.

Estaba un poco decepcionado, así que me detuve y miré alrededor, pero el gerente del café que no había visto en mucho tiempo se acercó.

"Bienvenida, princesa".

"Debe haber alguien esperándome".

"Ven por aquí."

Se inclinó y me guió con naturalidad.

Y allí, la heroína, no, ninguna heroína, solo la hechicera Cordelia estaba sentada allí esperándome.

Al descubrirme, se levanta lentamente y sonríe con gracia y belleza.

"Encantado de conocerte, princesa".

'... No estoy muy feliz.

¡Estoy tan avergonzado de los días en que creía que eras la heroína!

Sin responder, me senté frente a ella, mirando a Cordelia en silencio.

"Pensé que no saldrías".

"... No hay razón para no salir".

La boca de Cordelia se endureció un poco cuando respondí secamente.

Escuché susurros de personas que nos miraban, pero el contenido era muy espectacular.